México ha visto nacer a infinidad de celebridades que se ganaron el corazón de millones de mexicanos. Cada época ha tenido una o varias figuras importantes en el mundo del espectáculo que hasta la fecha prevalecen a través de sus trabajos: películas, obras, entre otros.
Mario Moreno “Cantinflas” fue uno de ellos. ¿Cómo olvidar a ese icónico comediante que no solo dejó una huella imborrable en el cine, sino que se convirtió en un símbolo de la cultura y la identidad mexicana?
Ese evidente que muchos lo recordarán por ese amplio repertorio de películas que nos ha sacado una risa en algún momento, o qué tal por su característica vestimenta así como ese peculiar bigote pero; ¿qué tanto se sabe sobre el gusto que tenía este ícono por las sirenas? ¿Se esconde una historia oscura en su vida? Aquí te contamos.
La atracción de Cantinflas por las sirenas puede parecer inusual, pero es un reflejo de su carácter curioso y creativo. Comúnmente se sabe que las sirenas son criaturas míticas (con el torso de una mujer y la parte inferior la de un pez), que han aparecido en diversas culturas y mitologías a lo largo de la historia. Para Cantinflas, estos seres no solo representaban un interés mitológico, sino también una fuente de inspiración para su trabajo y su vida personal.
Fue tanto el interés que tuvo por ellas que mucha gente no dudó en circular el rumor de que este gran comediante tuvo una propiedad en la que supuestamente vivía un grupo de sirenas.
Se trataba de su mansión en Acapulco, lugar que había adquirido el comediante después de recibir la visita de un hombre que se presentó como Carlos Lorenzo Hernández, quien le entregó una extraña piedra que tenía el poder de convocar a una sirena. Acompañado de eso, Cantinflas recibió más instrucciones de Carlos, en las que se le pedía poner una estatua de él mirando hacia el mar, pintar animales marinos y comprar una casa en Acapulco; el comediante cumplió al pie de la letra cada una de ellas.
Después de que lograra su cometido, “el ritual” obtuvo el resultado esperado, ya que horas más tarde, el enigmático hombre visitó a Cantinflas para presentarle una sirena de verdad, lo que derivó a que muchas otras más se hicieran presentes en la propiedad.
La carrera de Cantinflas se extendió a lo largo de varias décadas, en la que su fama trascendió fronteras al participar en producciones de Hollywood como "Around the World in 80 Days", ganando un Globo de Oro. Su historia terminó un 20 de abril de 1993 cuando un cáncer de pulmón acabó con su vida, dejando un legado que aún continúa vivo a través de sus películas y el cariño que el público siente por su trabajo.
Tras su fallecimiento, la casa quedó abandonada, convirtiéndose en un sitio ideal para los amantes de las exploraciones y del misterio, lugar en el que muchas personas han afirmado ver sirenas regresar de vez en cuando para visitar al difundo actor. Otros afirman que han visto la estatua de Cantinflas tomar forma humana y lanzarse hacia el mar de manera inexplicable, algo que solo pueden ver aquellos que se hagan presentes en la casa a las 2 de la mañana, donde también circula parte de la leyenda en la que una mano tocará el hombro del invitado para llevarlo a las profundidades del mar.
El gusto que tenía Cantinflas por estos seres, tanto como para haber deseado tener una sirena como esposa, ocasionó que muchas personas crearan esta leyenda en la que hoy en día aún se dice que estas mujeres míticas habitan tal mansión, deseosas por encontrarse con la presencia de “fiel amigo”.
Pese a que esto no se ha confirmado del todo, lo que sí es cierto es que todo el trabajo que realizó el comediante se vio reflejado en cada una de sus obras en la industria del cine mexicano, algo que no se puede olvidar tan fácil y que va más allá de seres mitológicos.
Su casa puede ser explorada las veces que sean necesarias para comprobar qué tanta veracidad hay en esta historia, pero la presencia de sirenas para difundir su real existencia es algo que está muy alejado de nuestras manos; ¿o no?
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