En muchas partes del mundo es común que accidentes ocurran, en los que se ven involucrados todo tipo de personas, no importa edad, género, condición social, entre otros; lo que conlleva a un mar de melancolía para sus familiares que muy difícilmente pueden borrar de sus vidas.
Desde accidentes de tráfico y caídas en el hogar hasta incidentes laborales y deportivos, la naturaleza impredecible de los accidentes subraya la importancia de la prevención y la concienciación, en los que tampoco nadie está exento de ellos.
En la década de los años 90’s, lo que parecía un viaje de diversión se convirtió en una pesadilla para un hombre de negocios. ¿Estás listo para conocer la historia de Madison Rutherford?
Era el año 1998 cuando todo parecía marchar bien en la vida de Madison, un hombre de 34 años, felizmente casado y con una vida lujosa que compartía al lado de su amada esposa Rhiney. Trabajaba como asesor financiero y tenia una habilidad innata para hacerle ganar dinero a sus clientes, en donde también administraba las finanzas de sus amigos.
Madison y Rhiney disfrutaron tantas cosas juntos, como viajar y hacer crecer su pequeña familia de perros, pues para el hombre era un pasatiempo favorito el adquirir nuevas razas que perros que lo hicieran disfrutar su matrimonio con total alegría.
Ese gusto por los animales exóticos lo orilló a realizar un viaje a México, en el que pretendía regresar a Boston, Estados Unidos, con un peludito más para la familia. El viaje parecía normal hasta de repente, una noche, autoridades mexicanas encontraron un auto incendiándose en una de las carreteras hacia Monterrey; cuando el fuego fue sofocado, solo pudieron encontrar huesos humanos, así como una pulsera médica y un reloj, el cual en la parte trasera tenía una leyenda que decía: Con cariño para Madison, de Rhiney.
Ante los hechos, las autoridades mexicanas no dudaron en comunicarse con el Departamento de policía de Boston para presentar los informes, donde posteriormente se presentaron en casa de Rhiney para informar el deceso de su esposo. Tratando de ayudar a identificar el cuerpo, la mujer les entregó una pieza dental que pertenecía a Madison, la cual le fue retirada en una visita al dentista meses atrás.
Con ayuda de esa pieza, la policía creía que el caso se resolvería; sin embargo, notaron algo extraño, pues con el ADN de aquél diente se demostró que no pertenecía a ninguno de los encontrados en el auto, pues esos tenían caries, y para los investigadores resultaba extraño que un millonario asesor no pudiera atenderse un simple problema dental. Además, de que el resto de huesos parecían pertenecerle a un hombre de 50 años, y no de un hombre joven como Madison.
Si bien las autoridades mexicanas no se adentraron en el tema, cerrando a sí mismo el caso, el trabajo pasó a manos de las autoridades americanas; sus investigaciones les había arrojado información importante, y es que habían encontrado que meses atrás, Madison había asegurado el futuro de su familia en caso de que falleciera, contratando dos seguros de vida, uno por 7 millones de dólares.
Por otra parte, las pruebas forenses habían informado que uno de los huesos encontrados, parte del cráneo, no estaba dañado como parte del incendio, lo que teorizó la idea de que el cuerpo de la víctima había sido manipulado.
Varias semanas pasaron sin que se tuviera un informe oficial para la identificación de Madison hasta que sorpresivamente, Brigitt, una amiga de sus amigas a quién le administraba sus finanzas, recibió la vista del mismísimo Madison, quien le comentó que su dinero estaba a salvo, y que se encontraba escondido ya que, durante su viaje a México, fue víctima de grupos delictivos que lo intimidaron con acabar con su vida si no les daba dinero para sustancias ilegales.
Dejándola tranquila de que su dinero estaría a salvo, el hombre se fue de allí sin ser visto nunca más. Fue hasta días después que el FBI se presentó ahora en casa de Brigitt para decirle que Madison había retirado su dinero, dejándola en la total ruina. Esto orillo a las autoridades a dar con el paradero del hombre con todos sus esfuerzos, quien evidentemente no había fallecido en aquél accidente.
Parte de sus investigaciones los condujo a un auto que Madison había adquirido y que estaba en manos de un hombre llamado Thomas, quienes trabajaba como contador público en una pequeña empresa y era amigo de Madison. Al darse cuenta que el hombre no les pudo ayudar, las autoridades se vieron acorraladas hasta que recibieron noticias de México, quienes les informaron que habían encontrado una bolsa con ropa perteneciente a Madison.
¿Había fallecido el hombre? ¿Qué tanto escondía para estar prófugo? Nadie lo sabía, no fue hasta que el FBI rastreó un departamento que Madison había alquilado meses atrás, en el que se hospedaba y había dejado ciertas pertenencias como libros que narraban cómo cambiar de identidad y folletos de viajes a México. Algo mas se encontraba allí y que fue la pieza clave para resolver el caso: una hoja de papel con una lista de cosas por hacer en el año 2000, donde Madison relataba su intención por cobrar los 7 millones de dólares del seguro de gastos médicos.
Sin más que se pudiera investigar, Madison fue localizado y arrestado para enfrentarse a una sentencia por sus actos. Tras lo ocurrido, Rhiney le confirmó a la policía su ausencia de complicidad en el plan, puesto que ella había colaborado con ellos para dar identificar a su esposo; sin embargo, cuando las autoridades le comentaron que Madison ocupaba también su departamento para tener citas con mujeres, la señora no dudó en soltar toda la información.
Gracias a Rhiney, se supo que el plan fue tramado por ambos desde meses atrás. Todo se remontaba en un viaje a México, con la excusa de adoptar un perro; en el que Madison acudiría a un cementerio para profanar un cuerpo desconocido e introducirlo en el auto para montar un accidente. Arrojó sus pertenencias y se escapó en una bicicleta que más tarde fue confirmada por un testigo tras haberlo visto por la zona.
Cuando regresó a Estados Unidos, Madison le entregó su diente extraído a su esposa para que cuando el FBI llegara pudiera colaborar con ellos para la total identificación de“su cuerpo”. Al verse acorralado con la sospecha de las autoridades, Rhiney expresó que su esposo tuvo que meterse en una de las bañeras de su casa para recrear un supuesto homicidio y plasmarlo en las prendas de vestir que más tarde encontraron en la carretera.
Madison fue declarado culpable de fraude y condenado a 5 meses de prisión, mientras que Rhiney estuvo solo 8 meses. Para la policía, este caso representa un alto nivel de creatividad por parte de Madison para crear un plan y quedarse con su dinero del seguro. Si bien todo estaba fríamente calculado hay algo que el asesor no pudo tomar en cuenta: el gran trabajo de las pruebas forenses y los antropólogos.
Finalmente, se supo que Madison planeó esto ya que había sido víctima de una pérdida económica tras haber invertido en una empresa; su fallecimiento era la solución para recuperar parte de su dinero; sin embargo, eso no iba a devolverle tranquilidad a una amiga suya que dejó desamaparada de manera directa.
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