Después de la Guerra de Reforma en México, donde liberales y conservadores disputaban el poder en el país, la nación quedó devastada. Los gastos del enfrentamiento bélico obligaron a la recién independizada Nueva España a pedir una prórroga de pago a las naciones europeas a las cuales les había solicitado préstamos económicos para solventar la guerra.
Sin previo aviso, el 17 de julio de 1861 el Congreso de la Unión en México suspendió las aportaciones monetarias a las deudas públicas externas e internas que tenía para poder reparar los estragos del conflicto de Reforma. Este hecho ocasionó que en Europa, los países acreedores enfurecieron y acordaran, en la Convención de Londres, invadir el territorio nacional para reclamar las deudas.
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En la primer semana de enero de 1862, navíos ingleses, franceses y españoles desembarcaron en los puertos de Veracruz; hecho que inmediatamente fue notificado al gobierno mexicano que envío al puerto al Secretario de Relaciones Exteriores Manuel Doblado para negociar los términos de las acciones previamente tomadas.
Fue así que, el 19 de febrero se firmó el acuerdo de la Soledad con España e Inglaterra en donde México aclaraba que reconocía la deuda pero pedía la prórroga de pago, lo cual fue aceptado por dichas naciones a excepción de Francia, que comenzó a avanzar a partir del arribo al país del General Carlos Fernando de Latrille, conde de Lorencez y militar francés enviado con fines intervención monárquica.
El conde comenzó la expansión invasora en territorio mexicano a partir de las premisas políticas que Francia tenía sobre nuestro país. Una nación arrasada por un conflicto bélico interno que debilitaba y dividía a la nación entre liberales que buscaban un gobierno democrático y conservadores que preferían el dominio europeo y un gobierno monárquico.
La segunda intervención francesa dio pie a una de las batallas más reconocidas por los mexicanos, la del 5 de mayo, situada en Puebla y en donde las fuerzas lideradas por Ignacio Zaragoza lograron someter a las tropas francesas. Sin embargo, solo fue en dicha batalla donde las fuerzas mexicanas representaron una amenaza para los franceses quienes, después de esta derrota, enviaron refuerzos a México y finalmente doblegaron la capital el 10 de junio de 1863.
De esta forma un extranjero sería designado como dirigente de todos los asuntos nacionales y el Poder Ejecutivo se denominaría “Regencia del Imperio Mexicano”. En 1864, desembarcó en Veracruz, Maximiliano de Habsburgo, que con el apoyo de los franceses y de grupos mexicanos conservadores opositores al gobierno liberal de Benito Juárez, estableció el segundo Imperio en México.
Fuente | Sedena