Una de las tradiciones navideñas más arraigadas, es la colocación del Nacimiento, también conocido como Pesebre o Belén, en otras regiones de México y el mundo.

Consiste en la representación del Nacimiento de Jesús, en un humilde portal de Belén; es por eso que, al montarlo, no pueden faltar las figuras de María, José, los pastores, una mula y un buey, quienes se supone, presenciaron la llegada del Mesías a este mundo.

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Se cree que esta tradición tiene su origen en Italia, durante las primeras décadas del siglo XIII, cuando San Francisco de Asís realizaba representaciones vivientes del nacimiento de Jesús, en la que participaban feligreses, caracterizados como María y José, y como los pastores. Para dar un poco más de realismo, construyó una casa de paja y dentro de ella colocó un pesebre. Con el paso del tiempo, se replicó esta costumbre al interior de los hogares, pero con imágenes de bulto, elaborada con diversos materiales.

Sin embargo, por pocos es conocida la fecha en la que se debe, o se sugiere, colocar el Nacimiento.

Según la tradición romana, la fecha correcta es el 08 de diciembre, coincidiendo con la festividad religiosa de la Inmaculada Concepción de María y corresponde únicamente al resultado matemático de un cálculo que se hizo para conocer la fecha en que María fue concebida por sus padres.

No obstante, independientemente del día y el significado, colocar el Nacimiento es una tradición que emociona y reúne, casi siempre, a las familias; no sólo por el simbolismo religioso, sino también porque representa una oportunidad para compartir recuerdos de la infancia y de crear otros nuevos, mientras se saborea un jarrito de ponche o de atole, con unos crujientes buñuelitos.

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