Hoy es Día de las Madres, y como cada año, las tiendas, los centros comerciales y los restaurantes se encuentran repletos de hijos, hijas y esposos que buscan el regalo perfecto para la reina de la casa.

Flores, ropa, zapatos y chocolates, entre otros, son los artículos más buscados y, aunque en mayoría de los casos, son bien recibidos por las homenajeadas, por el simple hecho de que son sus hijos quienes se los dan, no siempre resulta ser lo que anhelan. Sería bueno preguntarle a las festejadas, qué es lo que realmente desean para este día.

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En El Sol del Centro, nos dimos a la tarea de preguntar a 10 mamás, ¿qué les gustaría recibir como obsequio?, si pudieran elegir ellas mismas; esto, en contraste con lo que suponen que recibirán.

Por ejemplo, Ana desearía un viaje a la playa, o si no se puede, una visita a una terracita con alberca, donde pudiera convivir con su familia; en cambio, cree que le regalarán una caja de chocolates. Janeth quisiera recibir una blusa, un pantalón o cualquier otra cosa, pero que fuera a uso personal y no para la casa.

En el caso de Alina, se sincera al comentar que ella quisiera un día que verdaderamente fuera para ella, estar en su casa, sola, sin tener que cocinar para otros, en paz y sin ocuparse de nada; en cambio, se imagina que irá toda su familia a comer a su casa, y tendrá que cocinar para todos. Terminará cansada y se irá a dormir.

En cambio, Tere sí anhela recibir a su familia, aunque tenga que cocinar para todos. “Yo quiero estar con mis hijos, todo el día. Quisiera que me visitaran, porque casi no lo veo”; y con cierto pesar, supone que ni siquiera se acordarán de ella.

Un acto sencillo, como que sus hijos le acompañaran a la iglesia, es lo que desea Alma; no obstante, sabe que recibirá un perfume, y está contenta con eso. Margarita, en cambio quisiera que la enviaran a un spa, donde pudiera tener un momento de relajación.

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Por otra parte, Carmen, Sofía, Alejandra y Silvia coinciden en que tener a su familia reunida, conviviendo en paz, es lo único que anhelan, ya que por circunstancias distintas, no ha sido posible para ellas.

En conclusión, quizá uno de los mejores regalos que cualquier hijo pudiera dar a su mamá, es la atención; escuchar lo que ellas desean o necesitan; pues cada mamá vive una realidad distinta, que determina sus necesidades y satisfactores.

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