En estos tiempos donde no se puede tocar a los niños ni con el pétalo de una rosa, es difícil pensar en jalarle, aunque sea la oreja, para reprender a nuestros hijos, algo muy distinto de lo que sucedía en el pasado, cuando los golpes eran prácticamente la única forma de corregirlos.
En México es común el uso de la chancla, un calzado ligero que tanto hombres como mujeres usan para bañarse, ir a la playa, a la piscina o simplemente estar en casa.
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En la cultura mexicana los niños saben que cuando su mamá se quita la chancla deben hacer caso a lo que ella les pida, incluso es tan temida como el cinto de papá.
Algunas mamás aun toman esta acción como un correctivo ante una mala conducta o desobediencia, por eso después de encuestas y estudios en los que algunos niños se expresaron de la manera en la que eran castigados, se pudo saber que el “chanclazo” seguía siendo un método de “corrección” de los niños mal portados.
Los que tienen más de 40 años, podrán recordar que alguna vez su mamá les lanzó la chancla para ejercer un castico o reprimirlos, podía tirarla de corta o larga distancia y la puntería no les fallaba.
La chancla era el terror de los niños malcriados y berrinchudos, incluso hay psicólogos y psicoanalistas que no están en desacuerdo en su uso y lo ven como castigo para corregir un mal habito “a tiempo”.
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Sin embargo en la actualidad en existe una ley llamada “Ley Chancla” la cual tiene el propósito de prohibir los castigos corporales contra las niñas y niños.
No obstante, todavía quedan mamás “criadas a la antigua” que practican las mismas técnicas para educar a sus hijos. Es ahí, que usan un elemento que muchos conocemos como: “la chancla voladora”, las madres demostraban la buena puntería que tenían al momento de corregir algún mal comportamiento, ya que sentían que era la única forma reprimir o castigar.
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