Cada año, durante la celebración del Día de Muertos, las mariposas monarca regresan a México en un viaje de miles de kilómetros desde Norteamérica.
Este fenómeno migratorio coincide con las fechas del 1 y 2 de noviembre, cuando las comunidades mexicanas rinden homenaje a sus difuntos.
Según las leyendas mazahuas y purépechas, estas mariposas representan las almas de los seres queridos que retornan para visitar y proteger a sus familiares.
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En la tradición mazahua, se cree que las mariposas traen consigo los espíritus de los fallecidos, quienes pueden ser guiados al mundo de los vivos gracias al colorido vuelo de las monarcas.
El sonido de su aleteo se escucha como un susurro, y en él, los familiares perciben el mensaje de los que ya partieron.
Este simbolismo convierte a las mariposas en un vínculo sagrado entre el cielo y la tierra durante el Día de Muertos.
Para muchos, los días 1 y 2 de noviembre están destinados a recibir a los adultos y niños que han fallecido, y cada momento tiene su importancia en esta celebración.
La llegada de las mariposas marca un ciclo de vida y renacimiento; las comunidades purépechas, por ejemplo, consideran que estos insectos acompañan las almas de los difuntos hasta sus hogares.
Este gesto de bienvenida ha convertido a las mariposas en guardianas de la temporada y en íconos de espiritualidad y conexión con el más allá.
De manera que no es coincidencia que a nivel nacional Michoacán tenga gran impacto en las tradiciones de octubre y noviembre en todo el mundo incluso.
Para los turistas y habitantes locales, admirar el arribo de las mariposas en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca es una experiencia cautivadora.
Sin embargo, se les invita a no interferir con el entorno natural y a observar a las monarcas a una distancia prudente para no alterar el ciclo de vida de estas “almas aladas”.
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