El Covid-19 no sólo dejará secuelas en las personas que enfermaron a causa de este virus, la pandemia también imprimirá su huella en la memoria de las nuevas generaciones y se reflejará, dependiendo de la edad, en su seguridad, autoestima, ansiedades, miedos y nivel de conocimientos, pero es difícil predecir cuáles serán a futuro las consecuencias.
Al respecto, Ana Lorena Moreno Gómez, experta en psicología infantil comentó que “el desarrollo de las habilidades sociales se complementa en el momento en que los pequeños ingresan al kínder, ya que el inicio de este proceso inicia con la interacción con su familia, el problema es cuando el niño no puede estar en atención permanente de sus padres o hay violencia intrafamiliar”.
Pero en estos momentos de pandemia:
Hay otros ingredientes que se suma en contra del desarrollo normal de los niños como el tener que permanecer en casa porque los pequeños aprenden explorando, conociendo y el estar todo el tiempo dentro del hogar restringe este tipo de actividades.
Ana Lorena Moreno Gómez, Experta en psicología infantil
Debe considerarse también “que hay padres que no pueden dedicarle sus hijos el tiempo requerido porque tienen que trabajar o si no tienen empleo buscar el sustento y entonces llegan cansados y los niños también están cansados de permanecer encerrados, pero en este contexto, los conflictos familiares son los que están teniendo un peso mucho más marcado en el proceso de socialización”.
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Por supuesto, “es necesario que los niños, sobre todo los más pequeños, puedan comenzar a tener compañeritos, que conozcan otras familias con diferentes formas de desarrollarse y aquí es donde el kínder es importante porque comienzan a compararse con los demás niños de quienes aprenden otras habilidades a través de la imitación”.
Sin embargo, “el problema reside en que en muchos hogares las familias no están en óptimas condiciones ya que los padres están estresados y el pasar mucho tiempo juntos hace que la convivencia se vuelva más complicada y entonces el ambiente se vuelve, para los niños, muy tenso, además de que, entre más pequeños, mayor es la necesidad de vínculo con los padres”.
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Debe considerarse “que las experiencias que se van acumulando a lo largo de la vida van dejando una huella en nuestro cerebro y pueden mejorar o complicar las cosas, registro que dependerá del grado de fuerza del impacto o del lapso durante el cual se presente, lo cual podrá dar como resultado personas más resilientes así que sin duda va a ver efectos, pero no se sabe si serán para bien o para mal”.
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