El consumo de drogas está diseminándose y creciendo en términos de magnitud, complejidad y de tendencias: en la zona norte del país son las sustancias de diseño; en el centro, marihuana y cocaína; en el sureste marihuana y disolventes.
Así lo informó Juan David González Sánchez, subdirector del área de Consulta Externa de los Centros de Integración Juvenil (CIJ) a nivel nacional, quien precisó que el mayor consumo aquí en el estado es de marihuana, cocaína y disolventes, pero principalmente, como ocurre en todo el país, de bebidas alcohólicas.
El uso de sustancias, indicó, responde a una inercia social, una cultura que busca que todo pueda obtenerse rápidamente, la felicidad incluso, la cual hay que gestionarla porque
no se es feliz sólo porque la persona se lo propone o por un mero acto evolutivo, y esta gestión se realiza a través de la inmediatez, algo muy propio de una sociedad que quiere todo de inmediato: la comida, las relaciones amorosas, todo es exprés
Por lo que esta gestión de felicidad,
de alegría como seres humanos, tiene que ver con esa condición que estamos viviendo en la cultura occidental donde todo debe ser ya, y si lo que necesito es sentirme bien, pues consumo alguna sustancia aunque el efecto sea por corto tiempo y las consecuencias sean muy costosas y a largo plazo para mi salud
Lo curioso de este asunto es que esta búsqueda no la realizan exclusivamente los jóvenes,
las personas de la tercera edad, una población oculta de la que casi nadie se ocupa, algunos están algunos jubilados, muchos no, y los vemos pasear generalmente solos pero entre ellos crece paulatinamente el consumo de estimulantes
Lo anterior inicia
luego de que se les prescriben antidepresivos por problemas de depresión, pero en algunas personas el consumo se convierte en hábito.Juan David González Sánchez