De acuerdo a la Dirección General de Epidemiología, cada año fallecen en nuestro país alrededor de 60 mil personas a consecuencia de alguna enfermedad asociada al tabaquismo, pero lo más grave es que 165 mil niños mueren antes de cumplir los cinco años de edad por infecciones en las vías respiratorias causadas por el humo del tabaco.
Esto último lo comentó Guadalupe Ponciano, coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la UNAM, quien señaló que lo anterior no sólo no ha provocado que se elimine la venta de este producto, por el contrario, ha permitido la evolución del simple cigarrillo a pequeños implementos de diseño y colores atractivos llamados vapeadores
En conferencia virtual organizada por la organización Comunicación, Diálogo y Conciencia (Codice), con motivo del Día Mundial sin Tabaco, el docente investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, Inti Barrientos, señaló que estos dispositivos, que surgieron en el mercado con la promesa de ayudar a dejar de fumar, la función que cumplen actúa exactamente en sentido contrario.
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No sólo arraigan más la dependencia hacia el tabaco, sino que pueden ser usados para consumir, a la vista de todos, otro tipo de drogas, como marihuana o cocaína entre otras sustancias, ya que no emiten ningún olor.
Los vapeadores, “son productos emergentes para el consumo de tabaco calentado, y van ya cuatro generaciones de este producto, la primera fue conocida como cigarros electrónicos, pero con el tiempo se avanzó hacia dispositivos más pequeños, cómodos con riesgosos cambios tecnológicos”.
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Aparatos que utilizan cápsulas que contienen tabaco líquido, “pero su transformación no ha terminado y cada vez surgen productos más potentes y entre ellos, algunos que son desechables y muy prácticos para los adictos a la nicotina que van, los compran recargados tanto de energía como de líquido y cuando se termina alguno de estos dos componentes se tiran y se acabó”.
El problema “es que se está arrojando al suelo una batería y un objeto plástico contaminado con veneno, pero son pequeños, bonitos, baratos y muy utilizados por adolescentes, artículos que ya también son vendidos por medio de máquinas expendedoras y, por tanto, sin ningún control”.
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