En muchos rincones del mundo, se estará celebrando la Nochebuena, víspera de la Navidad; y con ella, un gran cúmulo de tradiciones y costumbres que entorno a esta festividad han surgido a lo largo de los siglos.
Una de ellas, es precisamente expresar a familiares y amigos, los deseos de paz, armonía y felicidad, así como de bonanza para el año venidero, a través de mensajes que bien pueden ser virtuales o escritos en una tradicional tarjeta de Navidad.
Y tal como sucede con otras prácticas como las pastorelas, la colocación del nacimiento, las posadas o la decoración del arbolito, ésta tiene su origen en algún muy lejos de este país y de este tiempo, por lo que surgen varias versiones sobre su historia.
➡️ ¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
Una de ellas dice que en 1884, un miembro de la Real Academia de Artes de Londres, envió una carta a uno de sus amigos, para felicitarlo por las festividades, texto que acompañó con una imagen alusiva de la temporada. Su destinatario, de quien también se desconoce el nombre, respondió el gesto con un carta similar; usanza que se extendió rápidamente por los poblados cercanos.
Otra versión que coincide en el país y el siglo, pero no en los hechos, asegura que esta costumbre surgió en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX, específicamente en el año 1843, cuando un aristócrata llamado Henry Cole, se vio limitado en su propósito de felicitar a sus muchas amistades y también agradecer los presentes que sus afectos le hacían llegar durante esta época, dada la distancia lo separaba de ellos, así como la cantidad de gente a la que debería responder.
➡️ ¿Sabes que pasará en el mundo en el 2022? Esto predijo Nostradamus
Derivada de esta situación, meses antes de Navidad, Cole solicitó al pintor John Calcott Horsley, que realizara una ilustración navideña e imprimiera varias de copias de la misma, para hacer llegar de estas impresiones a cada uno de sus amigos y familiares.
Se cree que Horsley imprimió alrededor de mil tarjetas, que eran litografías en las que al centro se presentaba a una familia brindando con sus invitados, y a los costados, dos imágenes que aludían las virtudes como arropar al que tiene frío y dar de comer al hambriento.
Ya que el número de tarjetas que se imprimieron superaba las que Cole habría de utilizar, Horsley decidió vender las que restaron al precio de un chelín cada una.
➡️ Feliz Navidad sin contaminar
Desde entonces, enviar tarjetas se convirtió en una tradición que se extendió por todo el mundo, que fue popular hasta finales del siglo XX.
Actualmente, el uso de la tecnología ha provocado que esta costumbre entre en desuso; sin embargo, la emoción de recibir un mensaje de felicitación, no se iguala cuando llega a través de una tarjeta navideña que alguna persona que se tomó el tiempo de escogerla especialmente para su afecto.
Síguenos en Facebook: El Sol del Centro y Twitter: @ElSoldelCentro_
Te recomendamos el podcast ↓
+ Más noticias