La presa El Cedazo es un monumento histórico de carácter hidráulico, cuyo origen se remonta a los siglos XVIII y XIX. En sus inicios, el agua provenía del manantial de El Cedazo, conocido por su distintivo color azul, que se denominaba "agua zarca".
En 1786, se hizo mención del “arroyo del Cedazo” tras la construcción de un puente que conectaba los barrios de Triana y El Encino con la Villa de Aguascalientes, un hito en el desarrollo urbano de la región. Entre 1786 y 1814, se construyó un acueducto subterráneo de aproximadamente 4 kilómetros para abastecer de agua limpia a la villa.
A lo largo del tiempo, la importancia del sistema hidráulico de El Cedazo creció, con el acueducto que culminó en el Porfiriato y que también servía para regar las huertas del oriente de la antigua Aguascalientes.
En el contexto de la construcción de la presa en la segunda mitad del siglo XX, el entorno de El Cedazo también se hizo célebre por el hallazgo de fósiles de 39 especies de animales prehistóricos, datados a un millón de años, que siguen siendo objeto de estudio e investigación.
La construcción de la presa El Cedazo, realizada entre 1958 y 1960, se llevó a cabo sobre el arroyo El Cedazo, al este de la ciudad de Aguascalientes, con el objetivo de almacenar agua para su posterior uso agrícola.
Esta infraestructura tiene una capacidad de almacenamiento de 637,834 metros cúbicos de agua, con una cortina que alcanza los 12 metros de altura y 278 metros de longitud. Su principal función es abastecer de agua para riego a los jardines y campos agrícolas de la región.
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