Los casos de desaparición centrados en jóvenes son un tema bastante complicado de resolver, ya que un alto porcentaje de ellos se derivan en desapariciones planeadas o como coloquialmente se les conoce “por cuenta propia”, mientras que otros tiene un registro relacionado a delincuencia, homicidios o cualquier suceso que pusiera en riesgo la integridad de la víctima.
Comúnmente se tiene la precaución de no llevar a cabo ciertas actividades que conduzcan a una persona a un camino de vulnerabilidad; pero a pesar de estas indicaciones, hay situaciones que no se pueden controlar del todo.
Fue en el año 2000 cuando un chico de 19 años se disponía a acompañar a su amigo a un viaje en algún lugar de Estados unidos, siendo aquella noche la última en que tendría contacto con él. ¿Estás listo para conocer la historia de Zebb Quinn?
Fue alrededor de las nueve de la noche del 02 de enero cuando Zebb Quinn, de 18 años, terminaba su jornada de trabajo en una de las cadenas de supermercados más conocidas en el mundo: Wal-Mart. Su trabajo consistía en atención al cliente en el departamento de electrónica, si bien era un trabajo que lo ayudaba a ser un poco más independiente, el chico tenía planes a futuro: continuar sus estudios en el cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva de Estados Unidos.
Aquella noche, tenía planes de realizar un viaje a la ciudad de Leicester, lugar en el que compraría un auto nuevo, ya que el que él tenía (un Mazda Protegé) le daba dolores de cabeza por ciertas averías. Para ello, necesitaba viajar acompañado; su mejor amigo Robert Owens, era el indicado para emprender esa aventura.
Se habían puesto de acuerdo, citándose en el estacionamiento de Wal-Mart para conducir respectivamente sus autos hacia Leicester; Zebb, manejaba detrás del auto de Robert. Todo parecía marchar bien hasta que Zebb le hizo señas a su amigo con las luces delanteras de su auto para que se detuviera.
Al encontrarse, el chico le dijo a Roberto que había recibido una llamada que no alcanzó a contestar, por lo que se detuvieron más adelante en un teléfono público para que Zebb pudiera regresar la llamada. En ese momento, Robert desconocía a la persona que había hecho esa llamada, además de que notaba a su amigo un poco nervioso.
Cuando se dispusieron a conducir nuevamente a su destino, ambos regresaron a sus autos, pero algo empeoró las cosas, pues Zebb estrelló su auto contra la parte trasera del de su amigo, ocasionando que Robert sufriera lesiones que lo llevaron a un hospital.
Después del accidente ocurrido entre los dos amigos, nadie más volvió a saber de Zebb. Su familia había reportado su desaparición dos días después de lo sucesos, desconociendo el motivo por el que chico se esfumara. Durante la investigación, se supo la historia de Robert, en el que dijo que su amigo se quedó en la carretera cuando éste se dispuso a ir al hospital para atender sus lesiones por el accidente, volviendo a no saber más de él.
Algo cambió el rumbo de las cosas, pues el auto de Zebb fue encontrado cuatro días de su desaparición en el estacionamiento de un hospital alejado de la carretera. En su interior había ciertas cosas misteriosas que no pudieron explicarse: los faros estaban encendidos, un par de labios se habían dibujado en el parabrisas trasero; botellas de vino, una chamarra que no le pertenecía al chico y algo mucho más llamativo; un cachorro de labrador negro que estaba dormido y que no era mascota de Zebb.
Fue a lo largo de varios años que la familia de Zebb supo que el auto había sido dejado por alguien con la intención de crear provocaciones, ya que el estacionamiento se encontraba cerca de un hospital donde trabaja la madre de Zebb.
Años después, tras una exhaustiva investigación, las autoridades pudieron comprobar que la historia del accidente y las lesiones de Robert eran falsas, pues además de que no había reportes de accidentes ni mucho menos de atención médica del chico en ningún hospital, una llamada realizada desde Wal-Mart (no realizada por Zebb) levantó las sospechas.
En aquella llamada, Robert se estaba haciendo pasar por su amigo, reportándose como enfermo para no asistir a su cita en Leicester, pero de nada le sirvió. Fue en el año 2015 cuando la policía de la ciudad logró condenar a Robert por el caso Zebb Quinn, en el que se declaró culpable por homicidio en compañía de su tío Walter, quien lo ayudó aquella noche a cometer el acto y esconder el cuerpo en algún campo alejado de la ciudad.
inicialmente se sospechaba que la pareja de la ex novia de Zebb estaba involucrado en el caso, ya que este lo había amenazado con anterioridad por haber tenido contacto con la chica; ante esta resolución, tanto él como su novia quedaron libres de sospechas.
Después de 15 años, el caso pudo tener un cierre y aclaración de los verdaderos hechos que ocurrieron en aquella noche de enero. Si bien fue nadie pudo entender los motivos por los que Robert terminó con la vida de su amigo, se pudieron resolver los misterios que fueron sembrados en el auto abandonado del chico, logrando saberse que aquél desconocido perrito fue adoptado posteriormente por una familia.
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