Muchas empresas, sobre todo las micro y pequeñas e inclusive algunas medianas, ven cuestionada su existencia, ante la ausencia de apoyos gubernamentales suficientes, señala el ejecutivo financiero Raymundo Cruz Ramos.
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Ello implica la pérdida para el país de fuentes permanentes de empleo y de generación de bienestar para las familias mexicanas, que inhibirán la capacidad de recuperación y de crecimiento de México después de la recesión.
Este riesgo se suma al distanciamiento reciente entre el sector privado y el gobierno federal. Así mismo, las condiciones de inversión y de generación de confianza, que ya se encontraban deterioradas desde el año pasado, se han visto afectadas por factores adicionales como la cancelación de la inversión de Constellation Brands, así como factores políticos tales como el cuestionamiento de pacto fiscal federal de varios gobernadores, que elevan la incertidumbre.
Un entorno de mayor incertidumbre inhibirá aún más a la inversión privada como motor de crecimiento hacia el futuro, lo que a su vez tendrá un impacto sobre la capacidad recaudatoria del gobierno federal.
Esta situación, junto con los compromisos de gasto de la actual administración, como son los programas sociales llevados a rango constitucional, el peso de Pemex en el presupuesto federal y la canalización de recursos hacia programas de inversión en infraestructura de dudosa rentabilidad social, elevan el riesgo de la economía mexicana después de la recesión.
La incertidumbre actual dificulta el dimensionamiento de variables macroeconómicas, principalmente del PIB y por ello los pronósticos sufren revisiones muy frecuentes; esto se debe a que, entre otros factores, es difícil hacer comparaciones basadas en la experiencia de otros países ya que el único país en donde apenas se está regresando a la normalidad es China.
Adicionalmente, las cifras de casos confirmados de Covid-19 en México no son comparables con otros países debido al bajo número de pruebas que se están haciendo.
Tomando en consideración la dificultad antes expuesta, el IMEF revisó a la baja su estimado de crecimiento para 2020 de -4% a -6.7% en abril. Para 2021, se espera una recuperación económica con una tasa de crecimiento de 2% (vs. 1.55%), con la información disponible al momento.
En términos de inflación, la caída de los precios de los energéticos, aunado al incremento en la brecha del producto, traerá consigo menor presión sobre los precios. De esta manera, la mediana de la inflación se sitúa en 3.55% a final de este año (vs. 3.95% de la encuesta previa) mientras que, para 2021, se estima una tasa de 3.62% por debajo del 3.80% anterior.
EL DATO
Hay que trabajar por una pronta recuperación económica.
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