El plan de reactivación económica anunciado por la SHCP hace algunas semanas tendrá un impacto positivo marginal sobre el crecimiento económico de 2019. Ello debido principalmente a que 66% de los recursos de dicho plan están dirigidos al otorgamiento de préstamos y garantías de la banca de desarrollo.
Así lo señala un análisis del Grupo Financiero BBVA, al añadir que si bien la intención del plan es fomentar la actividad productiva de micronegocios, pequeñas y medianas empresas, el monto crediticio otorgado dependerá de la demanda de crédito de dichas empresas y, en última instancia, de la demanda de los bienes y servicios que ellas producen.
Dado que le asignamos una baja probabilidad a que exista un racionamiento del crédito por parte de la banca comercial hacia esas empresas y que a nuestro juicio la baja penetración crediticia en este segmento obedece a factores de demanda y no de oferta, estamos convencidos de que habría una relativa poca demanda por tales créditos a menos de que se relajaran los estándares de admisión de riesgo crediticio. Lo anterior se traduciría en pérdidas financieras para la banca de desarrollo y, en el caso de que su capital cayera por debajo del nivel mínimo, las finanzas públicas se verían presionadas.
Desde el punto de vista de BBVA, sería más efectivo que el paquete de estímulos económicos se concentrará en el desarrollo de proyectos de infraestructura. Ello debido a su mayor impacto sobre el crecimiento económico potencial por las externalidades positivas que estos proyectos pudieran producir. Sin embargo, para ello recomendamos la creación de una institución autónoma encargada de la valuación financiera y social de proyectos de inversión pública. De esta manera se mitigaría considerablemente el riesgo de que la aprobación de los proyectos estuviera guiada únicamente por consideraciones políticas. En virtud de que el país no cuenta con una institución de esta naturaleza, el estímulo fiscal que más adelante explicaremos girará en torno al cobro de menos impuestos.
Como sabemos, el crecimiento de la economía mexicana está atravesando por un periodo de desaceleración que se ha reflejado en estancamiento de la actividad productiva desde el cuarto trimestre del año pasado. Inclusive, el ritmo de generación de empleos formales ha estado disminuyendo significativamente al pasar de una tasa de crecimiento anual promedio de 3.5% en el cuarto trimestre de 2018 a una de 2.4% durante el segundo trimestre de este año. Por su parte, las cifras correspondientes para la variación anual del indicador de consumo privado en el mercado doméstico fueron 1.4% para el cuarto trimestre del año pasado y 0.8% para los meses de abril y mayo.
Finalmente, el PIB mostró un crecimiento anual de 0.3% en la primera mitad año. Nuestra previsión de crecimiento anual del PIB es 0.7% para 2019.