El panorama económico y laboral en México experimentó un cambio significativo en 2016 cuando el tradicional salario mínimo dejó de ser el punto de referencia para calcular diversas obligaciones, dando paso a la Unidad de Medida y Actualización (UMA). Este cambio, impulsado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha impactado en diversos aspectos de la vida financiera de los trabajadores y la dinámica empresarial.
Inicialmente, el valor de la UMA equivalía al salario mínimo general vigente, fijado en 73.04 pesos. Sin embargo, el INEGI determinó posteriormente su valor diario, convirtiéndola en una referencia económica en pesos para determinar la cuantía del pago de obligaciones contempladas en las leyes federales y estatales, así como en las disposiciones jurídicas derivadas de estas.
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La Secretaría de Economía destaca que la UMA desempeña un papel central en el cálculo de las aportaciones patronales al dar de alta una empresa en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Su actualización anual se lleva a cabo multiplicando el valor de la UMA del año anterior por la suma de uno más el crecimiento porcentual interanual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de diciembre.
La creación de la UMA buscó dejar atrás el uso del salario mínimo como referencia, evitando que las obligaciones y supuestos previstos en las leyes crecieran al mismo ritmo. La inflación se convirtió en el nuevo factor determinante.
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No obstante, el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) ha llamado a sus derechohabientes a convertir sus créditos de Veces el Salario Mínimo (VSM) a pesos, abandonando así la UMA como referencia para el cálculo de pagos. Esta medida tiene como objetivo evitar posibles complicaciones y aumentos en el costo de los créditos.
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