El costo del hospedaje reportó en febrero pasado un incrementó de 10.92 por ciento anual, hilando dos meses de alzas. Previo al inicio de las vacaciones de Semana Santa, el costo de los boletos de autobuses foráneos subió 8.37 por ciento a tasa anual, mientras que los boletos de avión aumentaron 19.78 por ciento anual en el segundo mes del año, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ana y Fernanda, quienes desde hace cinco años viajan a Yautepec, Morelos, desde la Ciudad de México, comentan que han observado aumentos constantes en los costos del autobús y del alojamiento cada año.
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“En abril de 2020, cuando ya estaba la pandemia, el autobús nos costó 130 pesos por persona y no había tantas corridas disponibles. Al menos no en comparación con el año anterior”, dijo Fernanda Castro, diseñadora gráfica de 32 años.
Su compañera, Ana Martínez, de 31 años, refiere que el año pasado pagaron alrededor de 250 pesos por el boleto de autobús, saliendo de la Central Camionera del Sur de la Ciudad de México, un día antes del Jueves Santo.
La inflación de alojamientos y transporte, tanto de autobús foráneo como de avión, se aceleró durante enero y febrero de 2023, de acuerdo con el Inegi.
“No sabemos cuánto costará el boleto este año, pero estamos conscientes de que puede ser más caro que el año pasado”, dijo Ana Martínez.
En entrevista con El Sol de México, especialistas económicos coincidieron en que los precios en el sector turismo aumentaron tras la reapertura, casi en su totalidad, de los centros de descanso, lo que provocó un incremento en la demanda de vuelos, hospedaje y servicios de transporte terrestre.
“Después del tema pandémico, en el sector turístico vimos un repunte de la inflación, la cual sigue en incremento tras el aumento del tráfico de turistas y una mayor demanda”, comentó en entrevista Humberto Calzada, el economista en jefe para Latinoamérica de la casa de análisis Rankia.
“Es probable que veamos una mayor afluencia de turistas en esta Semana Santa respecto al año pasado”, añadió.
De acuerdo con el director de Análisis Económico de la consultoría mexicana Saver ThinkTank Lab, Luis Pérez Lezama, el encarecimiento del combustible para aviones, la turbosina, es uno de los principales factores que está “cobrando factura” a los clientes de las aerolíneas.
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El economista explicó que el impacto se da debido a que un tercio del costo de la turbosina es pagado por el usuario, costo que está incluido en el costo del boleto, por lo que entre más viajes venda una aerolínea habrá más demanda y generará un mayor precio del combustible.
“La gente está viajando y hay muchos vuelos. Hay más viajes y eso genera un mayor consumo de combustible y por tanto un mayor precio”, comentó Pérez Lezama.