Desde que era pequeño, Carlos Mercado Orduña tuvo el firme deseo de algún día convertirse en guionista. Creció anhelando ese objetivo viendo series a través de la pantalla del televisor, cuenta en entrevista con El Sol de México que La guerra y la paz y Los miserables de 1974 con Sergio Bustamante, fueron algunas de ellas.
“Desde niño yo las veía y soñaba con que en algún momento estar en la televisión, me gustaba mucho leer y desde chico me preguntaba cómo se hacía. Por eso me dediqué a ser escritor de televisión”, explicó, el guionista de La rosa de Guadalupe, uno de los programas más exitosos de la televisión mexicana, que se transmite desde 2008.
Mercado Orduña también recuerda haber sido espectador de telenovelas, a las que considera un elemento inherente de la cultura del país. “Somos una sociedad que llevamos las telenovelas en el ADN, en nuestro organismo. Yo veía de toda índole, desde puestas en escena que eran literatura universal pero con un toque de melodrama mexicano muy interesante, hasta grandes influencias como Cuna de lobos a pesar de que yo ya estaba allí, trabajando con Carlos Olmos”.
Así, el deseo de aquel niño se convirtió en realidad, permitiéndole incorporarse a Televisa, en un proceso en el que recuerda a sus maestros, dándoles mérito y agradecimiento. Entre ellos el mismo Carlos Olmos, así como Miguel Sabido a quien además de maestro, considera una influencia “latente y siempre presente”, Jorge Lozano y María Zarattini, de quien Mercado confiesa haber tomado en algunas ocasiones sus libretos.
“Yo ya trabajaba en producción de Televisa, entraba a la oficina de su marido, Pepe Rendón exclusivamente a robarme los libretos de María Zarattini (la escritora de telenovelas como Tú o nadie), para ir aprendiendo más o menos cómo escribía ella”.
Antes de que su nombre luciera en los créditos de algún proyecto, siendo entonces un joven escritor, Carlos Mercado Orduña cuenta cómo parte de su recorrido inició de manera anónima, poniendo sus letras a proyectos que marcaron una época por su éxito, y que después, finalmente llegó la hora de mostrarle al público un guion con su firma.
“Fui un escritor fantasma de muchos proyectos, Cuna de lobos, Mujer, casos de la vida real, es parte de tu formación el que escribas para otros, siempre sin nombre y a veces hasta sin paga, pero vas aprendiendo. El primer proyecto donde figuró mi nombre fue Mi destino eres tú, con Carla Estrada, allí fue por primera vez, hace más de 20 años”.
La rosa de Guadalupe, un instante de fe
Como si se tratara de un protagonista de su propio espectáculo, el escritor comparte que la idea de crear La rosa de Guadalupe surgió de un momento difícil de su vida.
“Había tenido una complicación en mi trabajo, algo que me parecía muy injusto que estaba ocurriendo con mi vida y con mi carrera en particular, entonces fui como muchos mexicanos a la Basílica de Guadalupe a pedirle que todo se solucionara para bien y que yo tuviera una muy buena idea para generar y entrar de nuevo a la competencia de las historias”, recuerda.
Fue en ese lugar y en ese momento, situados en el 2005, cuando el escritor pensó en el argumento, “empecé a observar los rostros de toda la gente que iba a pedir lo mismo que yo, un milagro”.
Esa idea naciente de la fe de las personas presentes en el recinto religioso, se transportó a las oficinas de Televisa cuando Carlos Mercado Orduña la compartió con su entonces asistente José Raúl Tirado, a quien llamó por teléfono con ansias, presintiendo tener algo bueno entre manos.
“Después fui incorporando detalles que fui puliendo, pero prácticamente el diseño del programa surgió ese día, y a él fue a la primera persona a la que se lo comenté. Después con los ejecutivos de la televisora, allí fue donde empezó la magia”, explicó, mencionando que el proyecto fue presentado a Jorge Eduardo Murguía, Vicepresidente de Producción de Televisa.
De la concepción de la idea hasta la emisión del primer episodio de La rosa de Guadalupe, pasaron dos años y ocho meses, precisa el autor. “Lo difícil fue entrar a la parrilla, en esos momentos Mujer, casos de la vida real todavía era un proyecto viable para ellos y no podían estar los dos, por eso tardó más. La respuesta siempre fue un ‘sí pero no sabemos cuándo’”, explicó el guionista, quien define la religión en su vida como algo elemental.
“Me considero católico, trato de alguna manera que los preceptos del catolicismo estén presentes en mi vida diaria, pero no soy una persona que esté metida en una iglesia. Vivo la fe como la vivimos la mayoría de los mexicanos”.
Religión como excusa para contar
A pesar de mostrar a uno de los símbolos más populares del catolicismo, Carlos Mercado declara que nunca fue su intención elaborar un programa de corte religioso ni que buscara el adoctrinamiento. “El programa no es religioso. La Virgen de Guadalupe y la presencia de la rosa son pretextos para contar una historia humana. Trata de la vida de la gente, con sus pasiones, emociones, sentimientos, defectos y virtudes. No está diseñado para fomentar el catolicismo, ni ninguna religión”, dijo.
“En mil 920 capítulos que llevamos, nunca ha habido la presencia de una monja o de un sacerdote. Es cómo la gente está viviendo su cotidianeidad con su problemática y la manera en la que va a salir adelante y construye un milagro agarrándose de su fe. Es un programa que te puede dejar una pequeña reflexión”, agregó Mercado.
Éxito y comedia involuntaria
“Uno escribe y trabaja para gustarle a la audiencia, pero que haya sido el boom que fue, el fenómeno de comunicación y cultural, no me lo imaginé nunca”, comenta el autor sobre las expectativas que tuvo al pensar el proyecto.
Relata que se hizo consciente del golpe que había dado La rosa de Guadalupe cuando supo que los episodios estaban vendiéndose en las calles, en una época alejada de la era del streaming y del desarrollo del internet como se conoce hoy día.
“Eran otras épocas, en los tianguis encontrabas los discos piratas de programas y de películas que estaban en boga en ese momento. Cuando me di cuenta de que estaban vendiendo DVDs de La rosa de Guadalupe fue cuando entendí que estaba siendo del gusto del público en una manera tan fuerte”.
Uno de los aspectos clave que han definido a la teleserie es el aspecto cómico, manifestado principalmente en la manera de hablar de los personajes, lo cual es hecho con toda intención.
“Somos el programa más ‘memeado’ de este país y yo pienso que hasta del mundo. Es parte de la técnica que tenemos en la televisión, no sólo yo, sino cualquiera de los escritores, buscamos este tipo de frases que puedan provocar. Hace poco Juan Osorio lo logró con ‘la queso’, en su momento nosotros también lo hemos hecho con ‘está del uno’, por ejemplo. Son frases que se van encontrando en el camino y se empiezan a potencializar.
“Estamos situados en la realidad de nuestro país y de la cultura popular mexicana. Por supuesto que la mayoría de las cosas están pensadas para provocarlo. No estoy absorto como para no saber que incluso hay sectores de nuestro público que dice que somos el programa de comedia involuntaria más famoso. Lo que pasa es que creen que es involuntaria… creen”, apuntó.
El reto de crear un guion
Crear un guion que enganche al público es una tarea difícil, explica el escritor, cuyas historias han mantenido a La rosa de Guadalupe al aire de manera ininterrumpida por más de 15 años, siendo uno de los programas emblema de Televisa. “Es muy difícil, es una labor aparentemente sencilla pero es toda una ciencia identificar qué es lo que le está gustando a la gente, cómo le gusta, y dárselo, escribirlo y mantenerlo”, declara.
“Es complicado encontrarle la historia adecuada y saber cómo narrarla. La televisión es un medio masivo de comunicación, por lo tanto nos ve gente de todas las edades y estratos sociales, tenemos que encontrar puntos en común entre las distintas audiencias”, agrega el guionista, quien a lo largo de los años ha formado un estilo propio.
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“En general siempre trato de escribir temas que tengan algo qué ver con la sociedad, problemas que le puedan generar ciertas inquietudes. Trato de analizar y pensar de manera muy rápida cuál sería un final para poder llegar hasta allá, de allí voy utilizando todos los mecanismos y las herramientas como escritor e ir generando los golpes dramáticos que se necesitan para la atención de la audiencia”, explica sobre su fórmula.
Actualmente, La rosa de Guadalupe se mantiene como uno de los programas más exitosos de la parrilla de programación de Las Estrellas, transmitiéndose de lunes a viernes a las 19:30, con un paso firme para encaminarse a los dos mil episodios. Además de la señal de televisión abierta, el programa puede visualizarse sin costo a través de la página web de Televisa.