Las expectativas que la miniserie “Shōgun” generó con el estreno de sus dos primeros capítulos son grandes, no sólo se piensa que se trata de la gran superproducción del año, sino que estamos frente a una propuesta de dimensiones épicas que no se veía desde el fenómeno que significó Game of Thrones.
Basada en la novela histórica homónima del escritor australiano James Clavell, publicada en 1975 -la cual ya tuvo una primera adaptación en el mismo formato de miniserie en 1980-, adentra a los espectadores a los conflictos políticos y culturales del Japón feudal del año de 1600, meses antes de la batalla de Sekigahara, la cual fue crucial, pues proporciona los cimientos del país del sol naciente como civilización moderna.
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En ese contexto histórico como tablero de ajedrez, está la historia de “John Blackthorne” (Cosmo Jarvis), un marinero británico al servicio de Holanda, que, en su afán de encontrar rutas para conquistar Japón, su barco y su tripulación terminan varados en una playa japonesa donde son capturados.
La serie, producción de Rachel Kondo y Justin Marks, incluye historias de intriga y traición, así como épicas luchas entre samuráis
El hecho adquiere gran importancia, pues la llegada de este piloto de navegación coincide con los planes de traición en contra del poderoso señor feudal “Lord Yoshii Toranaga” (Hiroyuki Sanada) por parte de sus pares enemigos; y porque, además tiene información crucial, no sólo para los japoneses, sino para el imperio español presente con sus evangelizadores jesuitas en aquel lejano territorio.
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Muestran el choque cultural
Si bien la narración, por la relevancia histórica del momento convulso al que refiere, por sí misma promete momentos de gran acción e intriga política con batallas épicas y peleas entre samuráis, la forma de contar de esta serie destaca por mostrar, a través de sus personajes los intereses económicos, imperialistas del siglo XVI al redor del mundo, pero también, los choques culturales entre Oriente y Occidente, que provocan desde risas inteligentes por lo que significa el reconocimiento del “otro”, hasta cuestionamientos de lo que se puede entender por un “país civilizado”.
Algo que llama la atención de esta miniserie, a parte de su majestuoso arreglo sonoro y vestuarios que muestran el esplendor del complejo orden del gobierno de Japón de aquel entonces y recreaciones de paisajes, pueblos y ciudades, como lo fue la gran ciudad de Osaka, son las constantes referencias simbólicas al pensamiento y culturas japonesas que se suman a la continuidad del relato.
Un ejemplo es el caso de los jardines secos japoneses o Karesansui, que, desde la escuela budista se conocen como Zen y se utilizan para la meditación y la contemplación, a través de figuras onduladas que son rastrilladas; y que bien, como se ven los dos primeros episodios, se pueden convertir en mapas que dan luz sobre lo que está sucediendo a niveles continentales en la historia que se nos cuenta o volverse el escenario de un crimen que tiñe la arena con sangre y vaticina los hechos funestos y épicos que veremos en los próximos capítulos.
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Shōgun está disponible en las plataformas Disney+ y Star+, consta de 10 capítulos, de los cuáles dos ya están disponibles, los siguientes se estrenarán uno cada semana.
Entre el elenco japonés de Shōgun están Tadanobu Asano como “Kashigi Yabushige”, un hombre traidor, aliado cercano de “Toranaga”; Hiroto Kanai como “Kashigi Omi”, líder del pueblo pesquero donde se encontró el barco de “Blackthorne”; Takehiro Hira como “Ishido Kazunari”, un burócrata con poder que además es el principal rival de “Toranaga”.