La población carece de una cultura ciudadana que coadyuve a la solución de los problemas que aquejan al país. Es necesaria una participación civil informada, que vigile el desempeño de los legisladores y exija una rendición de cuentas clara, señaló la licenciada Victoria Juárez Montelongo.
La profesora de Sociología sostuvo que el mal desempeño del Poder Legislativo es el culpable del desequilibrio del sistema político mexicano; sin embargo, no es el único factor, pues la ausencia de interés ciudadano por la actuación de los legisladores es determinante en la política del país.
Una encuesta telefónica realizada sobre la percepción pública del desempeño del Congreso de la Unión, reveló que los diputados y senadores hacen menos de lo que la ciudadanía espera y que las decisiones tomadas benefician sólo a los partidos que representan o están encaminadas a intereses particulares.
Esta opinión -abundó la maestra universitaria- se debe principalmente a dos factores: la percepción negativa que generan los medios de comunicación sobre el accionar de las Cámaras y el poco conocimiento por parte de la población de las actividades que éstas realizan.
En este sentido, la reelección es un elemento que contribuiría a la rendición de cuentas, y con ello, a mejorar el trabajo de diputados y senadores, así como a incentivar una cultura política ciudadana, sentenció Juárez Montelongo.
La encuesta citada revela que los ciudadanos no tienen una opinión clara sobre la relación entre los poderes ejecutivo y legislativo, pero se inclinan por la construcción de un modelo que aliente la colaboración de ambos.
Enseguida señaló que en México se observa el paso de un sistema centralizado a uno descentralizado, con avances muy limitados en la rendición de cuentas, además de desencanto y cinismo en la sociedad con respecto al cambio político.
Los cambios políticos y las dinámicas internas del Congreso –continuó- alientan comportamientos dobles de los legisladores: por un lado están enfocados en construirse una reputación personal frente a electores, gobernadores y líderes; y por otro, están obligados a seguir y cuidar la imagen de un partido político.
Lo anterior -aunado a que no existe un partido que garantice una línea vertical de mando- contribuye a que la comunicación y el procesamiento de la política se compliquen, aseveró.
La profesora aclaró que cada partido político está sujeto a su propia dinámica, y más allá del pluripartidismo, internamente las organizaciones partidarias están fragmentadas a causa de sus estatutos y también debido a dinámicas regionales.
Los partidos deben renovar periódicamente sus liderazgos y distribuir equitativamente sus candidaturas, lo cual generaría una competitividad que impulse el proceso de descentralización. Por su parte la sociedad se encamina hacia la construcción de una ciudadanía informada y organizada que mejore la calidad de la democracia en el país, añadió.
Definitivamente se requiere una mayor participación de la ciudadanía en la toma de decisiones de las autoridades, concluyó.
EL DATO:
Los ciudadanos se mantienen distantes de las decisiones de gobierno y no se comprometen en la solución de los problemas