En su homilía, el máximo representante de la Diócesis de Aguascalientes, detalló que muchas veces, los seres humanos viven de fantasías humanas, “buscando solamente la seguridades económicas, materiales, sociales y académicas”, con el pensamiento de que, en este mundo, el dinero lo es todo.
Para contrarrestar esta creencia del pensamiento de los fieles, dejó en claro que tal falacia es sólo una fantasía vana frente a misterios tan grandes como la muerte o enfermedades incurables, donde solo Dios es la fortaleza, enseñó el Obispo Juan Espinoza Jiménez. Durante la Homilía de la Santa Misa de domingo, en la Catedral Basílica de Aguascalientes, encabezada por el prelado.
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La seguridad no está, por tanto, en las situaciones mundanas de la vida, “pues son todas relativas, limitadas y caducas, ante la muerte y enfermedad incurable, sólo Dios es nuestra fortaleza, no nos escandalicemos ni nos desanimemos ante la cruz que hay en nuestra vida, esa cruz que tienes, de tu enfermedad, los años, un hijo desviado, problemas económicos, etc, esa vida es un camino donde el señor estará siempre contigo y te dará la fortaleza para soportarlo”, ponderó el Obispo.
El fin del hombre creyente, en cada uno de nosotros puede estar nuestra vida desfigurada por la mundanidad, el desorden de la vida y el pecado, o puede estar transfigurada por la fuerza de la fe, la oración y el amor.
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Quien narró que, al asistir al templo, encontramos a Dios y del mismo modo, se encuentra en la vida cotidiana, la calle, otros seres humanos, por lo que instó a los presentes a desarrollar la capacidad de descubrir el rostro de Jesús en el dolor de la gente, la pobreza, la miseria, las lágrimas de los otros, las arrugas de los ancianos y en la sonrisa de los niños. Recordó que, de la misma manera en que lo hizo Jesús, todos cargan con una cruz, que revela el camino para no vivir en Viernes Santo, sino en Domingo de Resurrección.
Cuando se sale del templo, se debe ser capaz de mantener a Dios a través de la eucaristía y la vida ordinaria, en la alegría del trabajo, bajo la relatividad de los mencionados gustos mundanos.
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