Las circunstancias políticas que vivimos desde el pasado 1 de diciembre hacen crecer aún más a grandes personajes de la política nacional, como lo fue en su momento el profesor Enrique Olivares Santana.
Para la destacada periodista Beatriz Pagés Llergo Rebollar, actualmente atravesamos por uno de los escenarios más complejos y peligros de la historia, donde llevamos 100 días sin política, donde el poder se ejerce a través de la confrontación, la división, amenaza y la destrucción.
Al dictar, en el patio principal de la Casa de la Cultura de esta ciudad, la conferencia “Enrique Olivares, un hombre de la Revolución y la República”, puso de manifiesto que en estos días, se ha iniciado el desmantelamiento del orden constitucional y el estado de Derecho, de la concentración y centralización del poder en un solo hombre y de un fuerte intento de división y cómo el poder se ejerce a través de quienes acatan órdenes y en contra de aquellos que se atreven a utilizar su libertad de conciencia para lanzar cualquier crítica.
Lo que actualmente vivimos hace crecer aún más la figura de políticos como Enrique Olivares Santana, porque él nunca utilizó el poder para destruir a sus adversarios. No lo hizo ni por medio de la ofensa, ni a través de los instrumentos que ponía a su disposición el EstadoReconoció que hay políticos de origen humilde, quienes se han amargado ante el esfuerzo y las dificultades, mientras existen otros como el exgobernador Olivares Santana, a quienes las dificultades los han convertido en gigantes.
En este punto, propuso grabar también en letras de oro en el Congreso del estado el nombre de doña Belén Ventura de Olivares, pues ella es también un ícono del magisterio que contribuyó a construir el México postrevolucionario.
Enrique y Belén no sólo enseñaron el abecedario, no sólo colocaron en los la bandera blanca de alfabetización. También convivían con los niños y los padres de familia, los cuidaban, los aconsejaban los escuchaban, servían de asesores matrimoniales y resolvían conflictos en las comunidades.Belén Ventura