A tres meses del fallecimiento de Monseñor José María de la Torre Martín, la Diócesis de Aguascalientes está en sede vacante, es decir no tiene un obispo que administre los bienes materiales y guíe espiritualmente a los fieles católicos en la entidad.
Es el Papa el único que puede designar al pastor de la Iglesia Católica de esta Diócesis, sin embargo la pandemia ha frenado las actividades de la administración papal, por lo que la elección recayó en el Colegio de Consultores de la regencia local.
Hace tres meses se inició con el procedimiento dispuesto en el Código de Derecho Canónico para la designación de un guía temporal para Aguascalientes, con anuencia de la Sede Apostólica, comunicada por la Nunciatura, se conformó este Colegio de forma permanente con los presbíteros Javier Cruz Muñoz, Manuel de Jesús Romero Gálvez, Rogelio Pedroza González, Juan Gabriel Rodríguez Campos, Juan Carlos Tostado Montes y Manuel González Medrano.
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De igual forma, el Código de Derecho Canónico establece que, a la muerte de un obispo, de manera inmediata se cesa de sus funciones a todos en quienes haya recaído algún nombramiento, a excepción del secretario canciller y el vicario judicial.
De acuerdo a este Código, el nuncio apostólico, pregunta a los sacerdotes, los laicos, y a los religiosos, referencia sobre el posible nuevo obispo, para ofrecer distintos nombres e informes de los aspirantes. El Canon 378 establece que el candidato debe ser:
- Insigne por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que le hacen apto para ejercer el oficio de que se trata.
- De buena fama.
- De al menos treinta y cinco años.
- Ordenado de presbítero desde hace al menos cinco años.
- Doctor o al menos licenciado en sagrada Escritura, teología o derecho canónico, por un instituto de estudios superiores aprobado por la Sede Apostólica, o al menos verdaderamente experto en esas disciplinas.
- Las actividades litúrgicas de esta Semana Santa o también conocida como Semana Mayor se realiza de manera cotidiana, por los sacerdotes, el secretario cancilleer y el vicario judicial.
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