La epidemia de influenza que padecimos en 2009 y que incluso obligó a la clausura de la Feria Nacional de San Marcos de ese año, así como la pandemia por el coronavirus Covid-19 que actualmente comienza a infectar a habitantes de la entidad, no han sido hasta el momento, las únicas ni los más graves contagios masivos que han debido enfrentar los habitantes de Aguascalientes.
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Registros del Archivo Histórico del estado de Aguascalientes dan cuenta que entre 1915 y 1918, nuestra entidad vivió uno de los peores episodios de salud de que se tenga registros, que inclusive abarrotó a tal grado el panteón municipal, que por esos tiempos se ubicaba en terrenos de lo que ahora es el Jardín de Guadalupe, que debió ser cerrado y prohibido su acceso, para evitar que la cercanía con los cadáveres en descomposición pudiera agravar aún más la difícil situación.
Este hecho, combinado con la realización de la Revolución Mexicana, hizo disminuir la población de Aguascalientes, de 120 mil 500 habitantes registrados en el Censo de Población y Vivienda de 1910, a 107 mil 600 aguascalentenses en 1920.
En su libro Aguascalientes, Historia Breve, los historiadores Alejandro Serrano y Javier delgado Aguilar, relatan que fue precisamente entre 1915 y 1918 cuando se conjuntaron en territorio estatal una epidemia de tifo y otra de influenza española.
Fue en diciembre de 1915 cuando se tuvo registro de las primeras cuatro muertes por tifo, que se elevaron a siete para el mes de febrero de 1916. Relatos de la época consideran que en ese momento la autoridad comenzó a maquillar las cifras, cosa que no pudo hacerse más para agosto de 1916, cuando la curva epidemiológica tuvo un disparo de cientos de fallecimientos, sin que la autoridad, encabezada por el entonces gobernador Gregorio Osuna, atinara a hacer algo útil para detener el avance de las enfermedades. Incluso el propio mandatario estatal fue contagiado, así como hombres y mujeres prominentes del Aguascalientes de esa época.
Los historiadores confirman que, en solo un año, 1916, el número de muertos por esta causa, ascendió a 12 mil personas. Existen textos que calculan en hasta 15 mil en número de personas fallecidas durante esa crisis, donde municipios como Rincón de Romos y Tepezalá vieron disminuida su población hasta 40%. San José de Gracia no fue la excepción, al registrar un éxodo de asustados lugareños hacia otros estados como Zacatecas o Jalisco.
El Ayuntamiento de Aguascalientes, en su libro Barrios Mágicos, deja de manifiesto que el cementerio municipal, situado en terrenos donde ahora se ubica el Jardín de Guadalupe, en el barrio del mismo nombre, tuvo que ser cerrado debido a la enorme cantidad de personas enfermas que fallecieron por esta epidemia. A efecto de evitar una contaminación mayor, los cadáveres fueron trasladados al Panteón de los Ángeles, también de propiedad municipal.
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Fallecidos fue el reporte inicial. A los pocos meses la situación se tornó incontrolable