En la ciencia y la investigación sobre el envejecimiento, no existe una definición única o universalmente aceptada para el momento exacto en el que una persona deja de ser considerada joven, ya que este concepto puede variar según el contexto cultural, social y científico. Sin embargo, se pueden considerar algunas pautas generales basadas en estudios y teorías comunes:
En estudios demográficos y sociales, la categoría de "juventud" generalmente abarca desde la adolescencia hasta los 29 años. Después de esta edad, las personas pueden empezar a ser clasificadas como adultos jóvenes.
Desde una perspectiva médica y de salud, la juventud y la adultez temprana suelen estar asociadas con una mayor capacidad de recuperación, mayor vigor físico y menor riesgo de enfermedades crónicas.
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Algunos científicos y gerontólogos utilizan marcos teóricos que sugieren que el proceso de envejecimiento comienza a acelerarse a partir de los 30 o 40 años, aunque este proceso es gradual y varía entre individuos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a las personas de 18 a 44 años como adultos jóvenes en su clasificación de grupos etarios.
Aunque no hay un consenso universal, muchas disciplinas y estudios sitúan el final de la juventud en algún punto entre los 29 y 35 años. Después de este periodo, las personas suelen ser consideradas adultas jóvenes o adultas medias, dependiendo de la perspectiva desde la cual se analice.
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