Con el objetivo de que la comunidad sacerdotal de la diócesis de Aguascalientes cuente con un espacio digno, tranquilo en donde pueda meditar, orar, convivir, realizar ejercicios espirituales, cursos de formación e incluso aquellos que se encuentran enfermos o que ya se han retirado de su actividad ministerial ordinaria y se encuentran en una etapa de vejez, se lleva a cabo la construcción de la Casa Diocesana, la cual se encuentra en la tercera etapa de cuatro.
Cabe señalar, que su construcción inició en el 2017 y se proyectaba que concluyera en el 2020, no obstante, las obras se vieron interrumpidas a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, por lo que se retomó en octubre del 2022.
“Actualmente, se está por terminar la tercera etapa que consta de la construcción de 72 habitaciones y se prevé que quede terminada en marzo del 2025, para dar paso a la cuarta y última etapa que comprende la edificación de la Capilla Central y algunos salones que estarán en torno al auditorio y estos sean utilizados por pequeños grupos”.
Es importante mencionar que esta Casa no solamente es para sacerdotes ancianos y enfermos, sino para todos los que deseen ir a realizar ejercicios espirituales, semanas de formación, encuentros intergeneracionales, grupos pastorales, movimientos católicos, asociaciones. Los fines de semana pueden realizar encuentros, retiros, jornadas de oración y formación, que esto ya se viene haciendo, porque la Casa Diocesana es ya una realidad.
La Casa actualmente ya cuenta con 18 villas dobles en donde ya se ha atendido a algunos sacerdotes enfermos y mayores que son asistidos por religiosas que además son enfermeras.
“Todavía hay muchos padres que si bien, ya son mayores, aún no se tiene la cultura de elegir pasar la última etapa en un lugar de retiro, tal vez los sacerdotes más jóvenes o de mediana edad serán los que la estén ocupando más adelante”
La construcción de esta Casa Diocesana es gracias a la generosidad de la comunidad católica de la diócesis que abarca parroquias del estado de Aguascalientes, algunas de Jalisco y Zacatecas, además de la aportación mensual que realiza cada sacerdote de la Diócesis y de las colectas anuales.
“Este es un arduo trabajo en el que participa el Obispo, sacerdotes, empresarios, fieles laicos, instituciones educativas, gobierno estatal y municipal, pero sobre todo el apoyo espiritual, económico y en especie de la comunidad católica.
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