Ser amamantado permite al niño lograr el desarrollo correcto de las encías, paladar y de la lengua Con el parto no concluye el trabajo de la madre en el desarrollo físico del bebé, la lactancia y la leche materna dan la continuidad a la correcta formación de la mandíbula, la dentadura e incluso en la formación del rostro.
Así lo informó en entrevista Ana Italia Marín Bosque, vicepresidenta de la Asociación de Ortodoncia y Ortopedia Dentomaxilofacial, en referencia al estudio de un especialista peruano en odontología de bebés, Mario Elías Podestá.
Indicó que en primer lugar, El estudio hace énfasis en el poder nutricional de la leche materna, que la hace irremplazable, beneficia el sistema inmunológico del bebé y se estima que ayuda a que aumente el nivel cognitivo, además de ser un escudo contra la muerte súbita, riesgo que corren los niños que reciben la lactancia con biberón
Pero además, la lactancia materna da protección a largo plazo contra enfermedades como la diabetes, colitis ulcerosa y en general el acto de mamar provee en el bebé sensación de afecto, protección, seguridad y ayuda en el desarrollo de los huesos del tercio medio de la cara del niño
Ocurre lo anterior pues mientras el bebé está lactando, excita con la respiración las terminaciones nerviosas de la mucosa nasal y de esta manera ayuda a que los dientes del maxilar superior estén en concordancia con los dientes de la mandíbula
Cuando el bebé está lactando, realiza cuatro movimientos: apertura, cierre, protrusión (hacia adelante) y retracción (hacia atrás), movimientos que permiten el crecimiento de la mandíbula, en tanto que la leche crea una barrera contra la caries de infancia temprana
Ana Italia Marín Bosque