La michelada, una bebida icónica de la cultura mexicana, tiene un origen que ha sido objeto de debate y especulación durante años. Existen dos historias principales sobre cómo surgió esta refrescante mezcla, una con tintes más legendarios y otra con un trasfondo histórico más concreto, pero menos colorido. Ambas versiones ofrecen una perspectiva única sobre cómo la michelada se convirtió en una bebida tan popular.
La primera historia, que tiene un aire de leyenda, se sitúa en San Luis de Potosí durante los años 70. Según esta versión, la michelada nació en el club deportivo local, donde un socio llamado Michel Ésper solía pedir una cerveza "aderezada" todos los días. La bebida consistía en una cerveza clara, sal, limón y hielo, servida en un vaso para degustar con popote. Esta combinación refrescante pronto se hizo popular entre los habitantes de San Luis de Potosí, quienes comenzaron a llamar a la bebida "michelada" en honor a su creador.
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Por otro lado, la segunda historia se remonta a los años 50 en Estados Unidos, cuando la forma de servir la cerveza estaba cambiando. En esa época, las cervezas en Europa y México se consumían a temperatura ambiente. Sin embargo, en Estados Unidos se empezó a servir la cerveza fría o con hielo, denominándose “chilled beer”. Esta tendencia de enfriar las cervezas fue bien recibida en México, un país conocido por su aprecio por las bebidas refrescantes.
Con el tiempo, el término en inglés “chilled” se transformó en “chelada” o “mi chela helada”, que eventualmente evolucionó a “michelada” en el contexto mexicano.
La receta de la michelada ha evolucionado desde sus inicios. La versión más simple, conocida como “chelada”, consiste en una mezcla de limón, sal y cerveza. No obstante, los mexicanos, siempre innovadores en sus gustos y sabores, añadieron una serie de ingredientes adicionales para crear la michelada clásica que conocemos hoy en día.
La receta clásica de michelada se prepara con los siguientes ingredientes: una cerveza clara, limón, jugo de tomate, además de una cucharadita de Tabasco o cualquier salsa picante, media sal y chile molidos al gusto, hielo. La preparación comienza frotando el borde del vaso con una de las limas y cubriéndolo con una mezcla de sal y chile en polvo, creando una costra sabrosa.
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La michelada ha logrado captar la esencia de la creatividad culinaria mexicana al combinar sabores tradicionales y modernos en una sola bebida. Ya sea que su origen se remonte a una leyenda local o a una evolución cultural de las prácticas estadounidenses, lo cierto es que la michelada se ha convertido en una bebida emblemática que refleja el espíritu innovador y festivo de México.
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