Sin embargo, hay quienes no consideran el 10 de mayo como una ocasión para celebrar algo especial porque sus circunstancias les han enseñado que cada día vivido, manteniendo el ánimo y la esperanza, es en sí mismo una celebración.
Gloria es una de ellas, quien conoció la maternidad a la temprana edad de 16 años. Poco antes de cumplir la mayoría de edad ya era madre de dos niños, pero en el corazón de Gloria permanecía el anhelo de tener una niña.
Ese sueño se hizo realidad años más tarde, al lado del hombre con el que se casó estando muy enamorada. Sin embargo, ella nunca imaginó que después de tres años su corazón se partiría en mil pedazos, cuando su esposo se fue de su lado, llevándose a su hija.
Gloria nunca más volvió a verla. Ella dedicó todo lo que tenía para buscarla: dinero, tiempo, fuerzas, esperanza y fe. Todo lo perdió.
El dolor que este suceso le causó, la llevó a estar internada en un hospital siquiátrico durante casi un año, lo que la alejó de sus dos hijos por dos años.
Mientras respira profundo, esta mujer relata que fue Dios quien le ayudó a levantarse, luego de tocar fondo: sin dinero, sin casa, sin comida. Sabiendo que no podía estar peor, decidió que darse por vencida no era una opción, y se puso de pie, encontró un trabajo, luego dos y luego tres. De esta forma, logró encontrar nuevamente la estabilidad económica y emocional para recuperar a sus hijos.
Ella jamás imaginó que en ese camino la vida le sorprendería cuando debió hacerse cargo de un pequeñito que fue abandonado por su madre. Al encontrarse, Kevin también tenía el corazón dolido, después de ver, vivir y conocer cosas que un niño jamás debería ver, vivir ni conocer.
En Gloria, Kevin encontró su hogar, y ella, alguien a quien darle todo el amor que no había podido entregarle a la hija que le arrebataron. Si bien, este hijo no le nació del cuerpo, si lo hizo de su corazón.
Nos encontramos en el momento que ambos los necesitábamos, recuerda con una sonrisa que delata la alegría que este chiquitín ha traído a su vida.
Hoy, esta madre de familia ha retomado las riendas de su vida; actualmente cursa el tercer semestre de la licenciatura en Derecho, como una herramienta que usará para dar con el paradero de la parte de vida que le falta.
Son ya seis años sin ver a su nena, pero la esperanza no la ha perdido, y sabe que llegará el momento que en pueda volver a abrazarla.
Mientras tanto, ella vive cada día como una victoria, celebrando su maternidad a cada momento.