La educación debe convertirse en un motor de desarrollo para el país, porque la pobreza, el abandono de los estudios y los problemas económicos se alimentan mutuamente, lo que se convierte en un círculo vicioso, señala el investigador educativo Efrén Montero Ramírez.
Dicha problemática tiene sumida a la mitad de los mexicanos en condiciones económicas difíciles.
Uno de los retos más importantes que enfrenta el ámbito educativo en nuestro país, y que es en parte el motivo por el que millones de familias mexicanas que están sumergidas en algún tipo de pobreza, no encuentren en la educación la llave que les abra la puerta hacia un futuro económico más próspero, es la deserción escolar.
Este problema se presenta principalmente en la Educación Media Superior (EMS), y desde hace muchos años, en conjunto con la ampliación de la cobertura y el mejoramiento de la calidad, ha sido motivo de numerosos debates, propuestas y reformas que buscan darle respuesta a estos obstáculos que impiden a los alumnos la plena conclusión de sus estudios en este nivel.
Como muestra de lo anterior, vale la pena mencionar que la cobertura en la EMS es de aproximadamente 66%, lo cual significa que más de 2 millones de jóvenes en edad de cursar este nivel educativo no lo están haciendo, aun cuando la reforma constitucional al Artículo 3º señala su obligatoriedad. Aunada a esta realidad, la tasa actual de deserción escolar es de 14.5 por ciento, que a su vez representa una pérdida de 650 mil estudiantes por ciclo.
Esto significa que prácticamente la mitad de los jóvenes de entre 15 y 17 años se están quedando sin la oportunidad de concluir sus estudios del nivel medio superior y, por consecuencia, su oportunidad
de cursar una carrera universitaria también se verá reducida significativamente. Asimismo, es importante resaltar que dentro de las principales causas que propician el abandono escolar, se encuentran los problemas económicos que padecen los estudiantes y sus familias. Como se evidencia en los resultados de la Encuesta Nacional de Deserción de la Educación Media Superior (ENDEMS), los alumnos provenientes de los hogares más pobres y con padres de menor escolaridad tienen una mayor probabilidad de abandonar sus estudios.
El problema reside en que éstos, al buscar integrarse al mercado laboral sin haber concluido por lo menos el bachillerato, sólo podrán aspirar a empleos mal remunerados que afectarán sus posibilidades para desarrollarse en las áreas económica, social y cultural, y que, por si fuera poco, en un futuro las nuevas generaciones provenientes de este grupo de desertores seguramente repetirán el patrón, al enfrentar también problemas económicos que pondrán en riesgo la continuación de sus estudios.
Es así que la deserción escolar se ha convertido en un eslabón más del círculo vicioso de la pobreza, que mantiene en la lucha a casi la mitad de la población mexicana que busca salir de ésta y, desgraciadamente, el argumento de que la educación es el principal pilar de desarrollo para acabar con esta situación no alcanza a hacer eco en su realidad actual.
EL DATO:
La deserción escolar se ha convertido en un eslabón más del círculo vicioso de la pobreza