El desperdicio de alimentos en México alcanza casi el 35% de la producción en el país, por lo cual es necesario establecer una política de Estado donde se alerte a la población sobre estas mermas, señala el investigador Javier Chávez Vargas.
Con base en un estudio del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, subraya la necesidad de tener un mecanismo para propiciar que los desperdicios, en lugar de desecharse, contribuyan a la alimentación, pues uno de los objetivos principales del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 es la autosuficiencia alimentaria.
La magnitud del problema en el país alcanza el 2.5 por ciento del valor de toda la producción o del Producto Interno Bruto (PIB),
un porcentaje realmente preocupante ante el hambre que padecen amplios sectores de la sociedad
Indicó que en México se han instrumentado diversos programas contra el hambre; sin embargo,
esa situación de desnutrición o de hábitos de consumo han repercutido y repercute en la salud de las y los mexicanos
Un problema mundial, enfatizó, es el desperdicio de alimentos, pues el valor que representa la basura es de 25 mil millones de dólares, dentro del cual están los alimentos,
cuando ahí se tiene un enorme potencial
Explica que el resultado del desperdicio tiene relación con la cadena comercial, pues las actividades ligadas a este tema representan el 40 por ciento del PIB. Además, un factor a resolver son los hábitos de consumo, los cuales deben darse desde la niñez,
enseñarles el valor del alimento y de lo que se come, porque los hábitos promedios en el país nos llevan a consumir en cantidad.Javier Chávez Vargas
El objetivo es generar acuerdos con los sectores clave, pues en México hay cifras alarmantes de desperdicio: de la carne de cerdo asciende al 40 por ciento; pescado, 37 por ciento; res, 35 por ciento; pollo, 29 por ciento, y tortilla, 28 por ciento.
Mencionó que estas cifras impactan en lo económico como en lo social y representan impacto ambiental. Además del desgaste de agua y suelo; casi 37 toneladas de dióxido de carbono (CO2); un costo económico equivalente a 16 millones de vehículos.
Se pronunció por socializar las cifras del desperdicio de alimentos y establecer una política de Estado, donde la ciudadanía vea que implica un costo en todos los sectores: social, económico y ambiental.
Hay ejemplos como el Reino Unido que han reducido en 30 por ciento lo que se desperdiciaba. Aplaudió el objetivo de alcanzar acuerdos para abatir el desecho de alimentos y destacó que varios diputados han presentado iniciativas en esta materia.
EL DATO:
Hay que abatir el desecho alimenticio y mejorar los sistemas de comercialización