El obispo de la Diócesis de Aguascalientes, José María de la Torre Martín, hizo un llamado a los fieles a no tomar a la ligera las medidas adecuadas para evitar contagios y complicaciones graves en nuestra salud, ante la pandemia de coronavirus Covid-19 que, una vez más nos ha hecho recordar con dolor que el ser humano es particularmente frágil.
A través de la carta pastoral, emitida en ocasión de la contingencia sanitaria, el prelado hace referencia al salmo 126 “si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”, para recordar a la grey católica que en estos momentos nuestra fe no debe vacilar.
Por un lado acatamos y vivimos todas las medidas y disposiciones sanitarias, pro el otro no podemos dejar la vida de fe a un lado, sacrificándola como si fuera algo secundario. Es verdad que las medidas adoptadas no permiten vivir en lo cotidiano nuestras manifestaciones de fe, pero esto no altere nuestra convicción profunda de que estamos en manos de nuestro Padre José María de la Torre Martín, obispo de la Diócesis de Aguascalientes
En este mismo sentido y a través de la circular 217, emitida este viernes y en la cual inicia con dos estrofas del Padre Nuestro, el obispo De la Torre Martín reitera que, por el momento, no se suspende la celebración pública de misas, sin embargo, las personas mayores de 60 años, enfermos crónicos, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, tienen dispensa para no asistir a la Misa Dominical.
Quienes acudan, deberán hacerlo con cuidado en la higiene y limpieza, comenzando por los ministros, a quienes les estará impedido celebrar si presentan algún síntoma de enfermedad.
Se suprimen las pascuas juvenil, de adolescentes e infantil, así como todas las actividades propias. Tampoco se realizará la marcha por la vida, prevista para este sábado.
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Las misas de confirmaciones y primeras comuniones serán aplazadas hasta que tiempos mejores lo recomienden, en el caso de los bautizos, se recomienda aplazarlos, pero cada párroco tomará la decisión de administrarlo de acuerdo las necesidades del momento, especialmente en peligro de muerte.
En cuanto a los ritos y celebraciones de Semana Santa, se suprimen los viacrucis vivientes, mismos que pueden celebrarse sólo dentro de los templos. Se esperará al avance de la contingencia para determinar si se celebran o no los oficios de jueves y viernes santo.
La mortificación, dice, exige disciplina y temple para afrontar las heridas del pecado en nuestra propia vida y aunque la contingencia no es castigo ni fruto del pecado, sí nos ofrece la oportunidad de vivir la mortificación propia de la ascesis, en el respeto y cuidado de evitar la propagación de información no verificada.
La Comunión se distribuirá de manera ordinaria, respetando la libertad de los fieles si la piden en la mano. La confesión deberá ser administrada fuera del confesionario, a una distancia prudente, pero garantizando siempre la privacidad del penitente.
TEMPLOS
Deberán permanecer abiertos en horarios y días habituales