El relleno sanitario San Nicolás, obra que se mantuvo durante varios años como un orgullo de Aguascalientes y de México, hoy se ha convertido en un tiradero a cielo abierto que está contaminando agua, aire y suelo, lo que aumenta la vulnerabilidad de los habitantes del estado al generar un severo impacto ambiental.
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Así lo establecieron en conferencia de prensa conjunta, representantes de siete organizaciones ambientalistas del estado, en una exposición iniciada por Rebeca Castillo Delgadillo, consultora jurídica ambiental quien destacó que si bien este relleno está a cargo del municipio de Aguascalientes, presta su servicio a toda la entidad, de tal forma que su mala operación debe también ser motivo de preocupación del Gobierno Estatal.
Indicó que si bien la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente (Proespa) determinó el cierre temporal de cuatro etapas o espacios de este relleno por el mal manejo de los lixiviados, un promedio de 80 mil litros de líquidos orgánicos que contienen materia orgánico, ácidos y metales pesados que de llegar a los mantos acuíferos el agua ya no se podrá limpiar.
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Sin embargo, la mala calidad de la operación, mantenimiento y atención del sitio por periodos prolongados, permiten suponer que no existe el control suficiente sobre estos líquidos, resultado de diferentes causas, en lo general derivadas de la falta o mal manejo de infraestructura, lo cual compromete la estabilidad del relleno y aumenta el riego de saturación de los residuos y un posible deslizamiento de los mismos.
Además, existe ineficiencia en la extracción, conducción y tratamiento de los lixiviados en todo el sitio, los cuales están impactando de manera significativa la escorrentía de aguas abajo del arroyo natural, el suelo y por ende de aguas subterráneas.
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