Aguascalientes, tierra rica en historia y tradiciones, también tiene su propio relato de La Llorona, el icónico personaje que ha aterrorizado a generaciones con su desgarrador lamento de “¡Ay, mis hijos!”. Aunque la leyenda de La Llorona es popular en todo México, en este estado ha tomado matices propios, adaptándose a sus paisajes y rincones llenos de misterio.
La leyenda de La Llorona tiene raíces prehispánicas, vinculada con Cihuacóatl, una deidad azteca que representaba a la madre de todos los hombres y cuyos lamentos anunciaban desgracias. Con la llegada de los españoles, esta figura se transformó en el espectro de una mujer que, en un arranque de desesperación, ahogó a sus hijos y ahora vaga eternamente, buscando redención.
En Aguascalientes, la leyenda se habría adaptado a la realidad de la región. Se dice que la figura de La Llorona podría estar inspirada en una madre indígena, traicionada por un conquistador, quien al ser abandonada decidió ahogar a sus hijos en las aguas del río San Pedro, cerca del centro de la ciudad. Desde entonces, sus llantos resuenan por las calles de la ciudad cuando cae la noche.
Lugares de aparición en Aguascalientes
Uno de los sitios más mencionados en las versiones locales es el Río San Pedro, que atraviesa Aguascalientes. Vecinos de las inmediaciones cuentan que, en noches de luna llena, es posible escuchar los lamentos de una mujer entre el sonido del agua, especialmente cerca de los antiguos puentes.
Otro lugar emblemático donde muchos aseguran haber visto a La Llorona es el Panteón de la Cruz, un cementerio con más de un siglo de antigüedad. Aquí, en medio de las tumbas y bajo la sombra de los árboles, el espectro de una mujer vestida de blanco ha sido visto por veladores y visitantes, siempre buscando entre las lápidas a sus hijos perdidos.
Versiones locales
Existen diversas versiones de la leyenda en Aguascalientes, cada una con sus propias variaciones y detalles escalofriantes:
La Llorona del Río San Pedro: Según esta versión, la mujer que dio origen a la leyenda perdió a sus hijos en una crecida del río. Desesperada, se arrojó a las aguas para intentar salvarlos, pero nunca los encontró. Desde entonces, su alma recorre las orillas del río, buscando sin descanso. Se dice que quienes la ven suelen escuchar primero un susurro suave, que luego se convierte en un lamento desgarrador antes de que el espectro aparezca.
La Llorona del Panteón de la Cruz: Esta versión cuenta que la mujer fue una joven madre que, tras perder a sus hijos por una enfermedad, se quitó la vida en el panteón. Ahora su espíritu recorre las tumbas por las noches, llorando y llamando a sus pequeños. Hay quienes aseguran haber visto a una mujer de blanco entre la neblina del cementerio, desapareciendo al ser observada.
La Llorona de los Bajíos: En las zonas rurales de Aguascalientes, la leyenda de La Llorona se vincula con historias de mujeres que, desesperadas por el abandono de sus maridos, terminaban con la vida de sus hijos. Se cree que este espectro vaga por los campos y caminos solitarios en noches lluviosas, y que aquellos que la escuchan deben rezar para no ser maldecidos por su presencia.
Pero, ¿cuál es el impacto cultural de esta leyenda en la entidad?
El mito de La Llorona en Aguascalientes ha pasado de generación en generación, y sigue siendo una historia contada en las noches de fogata o durante visitas a los panteones. Además, esta leyenda ha servido de inspiración para teatro, música y literatura local, consolidándose como una parte esencial del imaginario popular.
Si bien La Llorona es un símbolo de dolor y arrepentimiento, en Aguascalientes también representa el temor a lo desconocido y el respeto por las historias de antaño. Los relatos de aquellos que aseguran haberla visto o escuchado siguen manteniendo viva esta leyenda, que, como sus lamentos, parece no tener fin.
Así mismo existe otra versión de la leyenda, absolutamente local, donde se hace remembranza a las mujeres que en batallas perdieron sus hijos, en la entidad el acontecimiento que cobró muchas vidas y sorprendió a la tierra neutral fue “La Soberana Convención Revolucionaria” en 1914 donde Villistas y Carrancistas visitaron la entidad y muchas vidas se perdieron en ese pasaje, por aquellos menores que se llevaron como Soldados de Leva (de levantón), así como los que quedaron en fuegos cruzados, de manera que se relata que en la entonces “Calle de las Lágrimas” se aparece una mujer de aquellas afectadas por el derribo de casas que abrió el camino de la Plaza a la Estación y que iban a llamar “La calle de la Convención”, en memoria de todos los congregados en el Teatro Morelos.
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