Una adolescente de apenas 16 años de edad actualmente se dedica a la venta de frituras preparadas, chicharrones y aguas frescas en un puesto que se encuentra sobre la calle Benito Juárez casi en su cruce con la calle Rivero y Gutiérrez, en la zona centro de la ciudad.
Ella cuenta que, desde los 13 años, comenzó con este oficio y en su rostro se le puede notar el entusiasmo que siente al tratar con los clientes. Incluso asegura que esto es lo que le gusta más de su trabajo.
“Me gusta mucho tratar con la gente, soy muy amable, soy muy sociable. (Lo que más me gusta de mi trabajo es) vender, me gusta ser alegre, pues sí, me gusta despachar”.
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A pesar que a su corta edad ya comenzó con su vida laboral, actualmente se encuentra estudiando la secundaria abierta y no piensa abandonar sus estudios.
“Yo sé que no me voy a quedar estancada aquí, ¿verdad? Voy a seguir… Yo tengo metas. Sigo estudiando, salgo de trabajar y estoy estudiando abierta la secundaria y pues yo creo que terminando la secundaria me voy a meter a la prepa, pero ya normal”.
Otra historia es la de José Emiliano, quien actualmente cuenta con 20 años de edad. Él comenzó con la venta ambulante desde hace aproximadamente seis o siete años.
Cuenta que su trayectoria empezó gracias a su padrastro, así como a la familia de él, pues todos se dedican a este oficio, por lo que le comenzó a agarrar el gusto desde chico. Incluso el joven ha vendido sus productos durante la temporada de la Feria Nacional de San Marcos, en el Jardín Carpio, así como en diversos municipios de Aguascalientes.
“Desde carajito uno siempre ha sido bien vago y pues desde carajito andábamos en las ferias, en los juegos y la gente, los artistas que iban así al Teatro del Pueblo y cositas así, y pues eso fue lo que me agradaba al principio y así. Y cuando uno va creciendo lo ponen a ganar su dinerito, a agarrar una responsabilidad y a aprender a agarrar un oficio y de aprender a hacer algo y no estar así nomás de oquis”.
Lo que más le gusta de su trabajo, además de vender sus productos, son las vivencias y anécdotas. Él nos adelanta que le gustaría tener un negocio propio.
“Es algo muy bonito porque pues también se la cotorrea uno y ve dos tres cosas, las muchachas y pues de repente los placeres mundanos que suele ofrecer la calle, pero más que nada lo que aprende uno: las vivencias, las experiencias, las anécdotas que quedan después de cada día de trabajo”.
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