La tartamudez, contrario a lo que pudiera pensarse no es un hecho aislado, es un problema tan frecuente que los Servicios Médicos del DIF estatal reciben diariamente, en promedio, 21 niños con esta afectación.
Así lo dio a conocer en entrevista Teresa Guadalupe Medina Macías, directora de Servicios Médicos de esta dependencia de gobierno, quien explico que la tartamudez, o disfemia es un trastorno del habla que consiste en una alteración del ritmo y fluidez verbal, repetición innecesaria de silabas o palabras.
Situación, añadió, que provoco angustia a quienes padecen este problema frecuente en niños y originado por dos factores, el primero orgánico con un 40% y emocional el segundo en un 60%, esto último a consecuencia de una alteración a nivel familiar y que afecta a pequeños con muy baja autoestima.
Es decir, explicó, niños maltratados que viven ambientes familiares hostiles, situación a la que si se le suma el posible acoso en su escuela el tema se complica y aumenta su inseguridad y una consecuencia de ello es la tartamudez, resultado del movimiento involuntario de varios músculos lo que los lleva a repetir las palabras y esto genera ansiedad.
Un paliativo, recomendó,
sería una mascota, un animal con el que ellos puedan hablar sin temor a ser criticados pero a su vez los padres deben platicar con sus hijos, inspirarles confianza tratándoles como niños no como adultos. Teresa Guadalupe Medina Macías
Orgánicamente, mencionó, también puede presentarse esta afectación y la provoca la bacteria llamada Corea de Sindenhan, la cual luego de afectar las amígdalas pasa al corazón, pero es curable.