Debido a su explosivo crecimiento poblacional y a la multiplicación de las actividades productivas, nuestra ciudad capital está cada vez más pensada para las unidades motorizadas. Ni en los planes viales de hace 20 años ni en los actuales se contempló un espacio paralelo para una relación armónica entre transeúntes y vehículos, señala el urbanista Alejandro Escalante Cruz.
Se ha privilegiado a los automóviles por encima de los peatones. Asimismo, en la última década las principales arterias de la ciudad perdieron su capacidad de circulación continua por la vertiginosa incorporación de autos y camionetas particulares, vehículos de alquiler, unidades de transporte público colectivo y de carga, etcétera.
La saturación de las vialidades como los tres anillos de Circunvalación, Héroe de Nacozari, López Mateos, Cinco de Mayo, José F. Elizondo, avenida Universidad, Alameda, Las Américas, General Barragán, Álvaro Obregón, José María Chávez, Paseo de la Cruz, Zaragoza, Morelos, Madero, Díaz de León, Unión, Victoria, Galeana, Juan de Montoro, entre otras, ha provocado que la velocidad de desplazamiento en la ciudad se haya reducido drásticamente.
Ahora el espacio urbano es ocupado principalmente por los automóviles. Es decir, el desarrollo de las vías de comunicación para satisfacer la demanda diaria de circulación vehicular atiende la movilidad motorizada, pero deja de lado al peatón.
En los últimos 50 años se construyó una ciudad para la movilidad de los automóviles, pero no se consideró una red paralela que permitiera una relación armónica entre el peatón y los vehículos , estimó en entrevista para este Diario.
Una propuesta de solución es hacer uso de nuevas tecnologías, como la propuesta de corredores viales, usar más el transporte público –aunque éste debe ser más eficiente- y utilizar el automóvil de manera más racional.
Escalante Cruz consideró que es inaplazable impulsar en la ciudad un cambio cultural que entrañe otra visión del transporte y de movilidad urbana, menos violento y enemigo del medio ambiente, como sería utilizar la bicicleta no sólo como diversión, sino como un modo viable para trasladarse de un lugar a otro.
Se requiere una ciudad para la gente con alta calidad de vida, con menos tiempo dedicado al transporte, sin tanta contaminación y en donde se tomen en cuenta medidas en torno al desarrollo urbano, la política de vivienda, usos de suelo, recuperación del espacio público y apoyo a medios autónomos de movilidad , manifestó.
Señaló que la falta de una política de movilidad urbana impide que las necesidades de los peatones se consideren en los planes de transporte, por lo que los vehículos siempre tienen prioridad en el espacio público.
La prioridad alcanzada por el transporte individual no sólo genera graves conflictos por la saturación de las vialidades, sino en la pérdida de trabajo horas/hombre y daños al ambiente y a la salud. Es indispensable tomar conciencia de la irracionalidad en el uso del automóvil.
El uso del automóvil adquirió un mito de objeto de máximo lujo y elemento demostrativo del estatus social del propietario, por lo que no importa el tiempo que se pierda al recorrer un trayecto, el estrés o la neurosis , finaliza el urbanista Alejandro Escalante Cruz.
EL DATO:
Ahora el espacio urbano es ocupado principalmente por los automóviles y deja de lado al peatón.