Francisco Javier Aguilar Domínguez, quien al fallecer donó su cerebro para ser científicamente estudiado, sufrió de Alzheimer durante 11 años, se le diagnóstico a los 62 años de edad pero la enfermedad debí de comenzar a desarrollarse con mucha anterioridad.
Así lo comentó su esposa, Margarita Vidals Marín quien se convirtió en su cuidadora y quien, como maestra de Biología, sabe de la importancia que tal donación tendrá para la ciencia y sobre todo, para los pacientes de este problema mental para el cual aún no existe ninguna cura.
Indicó que son de vital trascendencia las investigaciones médicas, por ejemplo hoy recibimos una gran cantidad de beneficios del trabajo llevado a cabo hace ya varios años por los llamados cazadores de microbios gracias a los cuales hoy contamos con vacunas y antibióticos importantes, científicos que incluso, al no tener otro campo de experimentación ellos mismos se inculcaron la enfermedad investigada
Eso, mencionólo hemos tenido presente siempre en casa, de tal forma que mi marido y mis hijos siempre hemos sido de la idea de donar nuestros órganos para apoyar la investigación médica o dar vida a otras personas, pero para mí en este caso el objetivo fundamental fue evitar, algún día, que alguna persona vuelva a sufrir lo que nosotros como familia vivimos. Espero que algún día se diga que hay posibilidades de hacer más llevadera esta enfermedad tanto para el paciente como para sus cuidadores, dejar de ver como la persona nada se va desintegrando paulatinamente”. Pero el daño, subrayó, no sólo es físico la economía de las familias se ve también sumamente dañada “nosotros teníamos que gastar mensualmente entre 25 y 30 mil pesos.
Margarita Vidals Marín