Si bien es este momento no existe un riesgo inmediato, porque el oleoducto que llega al Centro de Distribución y Almacenamiento de Petróleos Mexicanos en la entidad se encuentra cerrado, en condiciones normales deben extremarse precauciones y tener vigilancia extrema para evitar se presenten tragedias como la ocurrida en el estado de Hidalgo.
La línea de distribución petrolífera pasa actualmente muy cerca de poblaciones como El Puertecito de la Virgen, Tepezalá y los Arellano, entre otras, donde si bien en condiciones normales no existe peligro alguno, al presentarse una perforación se pone en abierto riesgo a sus pobladores.
De acuerdo a lo señalado por el experto en emergencias y protección civil, Ángel Ávila Moreno, es necesario que se lleven a cabo recorridos permanentes a lo largo de los ductos, con objeto de detectar manipulaciones que se conviertan, literalmente, en bombas de tiempo.
Lo que conocemos es que, la forma de trabajar de los huachicoleros es escarbar para descubrir el tubo, hacen un pozo y el tubo queda en el aire para colocarle válvulas especializadas, que en ocasiones tienen fugas o no son bien cerradas, lo que crea una represa de gasolina que se convierte en un riesgo y cualquier chispa puede provocar una explosión
Consideró que lo ocurrido en Hidalgo debe prender los focos rojos en Pemex para que refuerce y mejore la vigilancia en toda su infraestructura y, de ser necesario, solicite el auxilio de las autoridades.
Otro peligro latente, explicó, son los gasoductos que llegan a la entidad, los que derivan en una red que cruza por zonas altamente pobladas y cuya vigilancia corre a cargo también de las mismas empresas.
El manejo de cualquier combustible implica cierto grado de peligro, más cuando no existen prácticas seguras, que es lo que sucede actualmente en toda la República debido al robo y ordeña que se presenta
PELIGRO
Perforación ilegal de líneas de conducción de combustible crea un peligro latente para la población