Quedarse en casa es una recomendación que poco a poco ha dejado de ser respetada, la gente sale a la calle con o sin cubrebocas y de la misma forma se comienzan a ignorar el resto de medidas sanitarias ordenadas por las autoridades para contener la propagación del Covid-19.
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Algunos salen de sus casas para conseguir algo de dinero, otros porque no creen que en verdad exista una epidemia o simplemente para no aburrirse, el caso es que las calles del centro de la ciudad lucen de manera semejante a como se veían antes de iniciar el actual periodo de contingencia sanitaria.
Muchos de los comercios del primer cuadro de la ciudad están también abiertos y no porque vendan productos de primera necesidad: joyerías, paleterías, tiendas de ropa, de venta de telas, zapaterías; comercios que ofrecen accesorios para teléfonos celulares y mueblerías, entre varios otros giros, mantienen su actividad normal.
El ambulantaje, aunque un tanto disminuido, está también sobre las banquetas junto con varias personas pidiendo limosna en los lugares donde siempre se han instalado, ahí están a la venta globos, cubrebocas, “aunque ya han bajado las ventas, reveló uno de estos comerciantes."
En un recorrido por los andadores Juárez y Allende, el centro comercial El Parían, las calles Cinco de Mayo, Moctezuma y Rivero y Gutiérrez, entre otras, se pudo observar a una gran cantidad de personas.
Movidos por la curiosidad entrevistamos al señor Jorge Sánchez, una persona de 72 años, que sin cubrebocas se dirigía al mercado Terán “el detalle es que nos han engañado de la misma forma que lo hicieron con lo de la Influenza, además de que ha faltado certeza en los pronósticos del Gobierno del país que dicen una fecha y luego otra y es ahí donde descontrolan a la gente y todos andamos sin saber lo que pasa”.
No hay certeza en torno a lo del coronavirus:
Pero no puedo decir si es cierto o falso, yo no me protejo porque soy incrédulo
Más adelante y frente a un banco donde se formaba un gran número de personas, guardando una relativa distancia no mayor a los dos metros, pedía limosna Irene Sandoval, quien comentó haber llegado caminando desde el fraccionamiento de Villas de Nuestra Señora, “porque soy viuda, tengo tres hijos y no tengo para darles de comer, trabajaba en un puesto de comida, de donde me despidieron sin pagarme los días que me debían”.
Por su parte Juan Carlos Aguirre, de 22 años, dijo estar cansado de estar en su casa, “antes buscaba trabajo, pero ahora ni eso se puede”.
REGLAS
Permanecer en casa no es una opción para cientos de personas que por una u otra razón tienen que salir a la calle
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