Entre sentimientos encontrados, impotencia y desesperación ante las víctimas mortales, daños estructurales y personas desaparecidas que dejó el sismo registrado el 19 de septiembre de 2017, ha sido uno de los eventos catastróficos que ha unido a México y se ha demostrado de que están hechos los mexicanos.
Así lo considera Agustín Vallejo, integrante de la Cruz Roja Aguascalientes, quien junto a cuatro compañeros acudió al llamado que en punto de las 13:30 horas, de parte de la sede nacional de Cruz Roja, del área de restablecimiento de contactos familiares, el cual fue autorizado a nivel local y a bordo de un vehículo oficial de la institución se trasladaron con sus equipos de rescate; fue a las 23:45 horas que arribaron a la sede y “desde ahí empezamos a trabajar, nos mandaron a Tláhuac a llevar unos víveres, y al día siguiente hicimos los equipos de trabajo, nos destinaron edificios colapsados que tenían solicitudes de búsqueda y empezamos a trabajar para ubicar a las personas”.
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Agregó que de las 254 solicitudes de personas extraviadas que recibió su brigada, durante la semana que llevaron a cabo las labores de localización, se resolvió el 80%, cifra satisfactoria para la corporación y de la cual, cinco personas tenían nacionalidad extranjera.
No se localizaron porque muchas de las personas se habían ya retirado de la CDMX y era ya complicado ubicarlos y además, algo bien curioso, muchas personas se aprovechan de este tipo de situaciones porque tienen algún problema familiar y quieren desaparecer.
Agustín Vallejo, Integrante de la Cruz Roja Aguascalientes
Respecto al sentimiento que representa ser partícipe de estas acciones, Agustín Vallejo resaltó la desesperación, ya que los mismos familiares desconocen las condiciones en las que se encuentran sus víctimas; “el primer trabajo que hicimos fue en un edificio de ocho pisos, se derrumbó completamente y cuando llegamos a trabajar ya estaba acordonado por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina, la Cruz, era estar al pendiente de las personas o de los cuerpos que se estaban rescatando para poder avisar a los familiares, éramos el enlace para decirles dónde se encontraban estas personas y en qué condiciones, ya sea con vida, en situaciones complejas o lamentablemente avisarles que muchos de ellos habían fallecido”.
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Asimismo, reconoció que ante estas situaciones complicadas que se viven a causa de la naturaleza y generan grandes desastres sociales, la Cruz Roja Mexicana cuenta con una estructura para ayuda de todos los voluntarios “donde después de una situación de estas tienes que estar en terapias de área psicológica, todo el personal que estuvimos laborando en las zonas del sismo terminamos finalmente en terapias grupales, individuales y esto a final de cuentas te permite que bajes mucho el estrés, que no te lleves nada a tu casa”.
Finalmente, Agustín Vallejo destacó la coordinación que prevalece entre las instituciones que accionan en siniestros de esta magnitud, con las que se establecen planes de trabajo y con base a ellos realizar la mejor tarea posible, en favor de las víctimas y de la sociedad en general; “fue una tragedia personal y mundial para muchas personas pero también fue un momento que nos unió como mexicanos y mexicanas en torno primero a la necesidad de organizarnos para catástrofes para este tipo de situaciones y segundo para poder ayudarnos mutuamente”, concluyó.
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