Justo en la esquina que conforman las calles Miguel General Barragán, se encuentra una efigie conocida como La Santa Cruz. Su historia, aunque discreta, es longeva, pues data de principios del siglo XIX.
Esta cruz, de tamaño pequeño, es el único vestigio que queda del que fue el Lago de la Cruz, un estanque en el que se podía nadar y recorrer en lancha. En el Aguascalientes de finales del siglo XVIII, fue que se construyó. Su función era proveer de agua para riego a esta zona de la ciudad; el agua, obviamente, se obtenía de los manantiales del Ojocaliente.
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A un costado de este lago, se erigió un pequeño monumento a la Santa Cruz. Con el paso de los años, la ocupación poblacional fue creciendo y rodeando este lago; lo que, de alguna manera, obligó a las autoridades de la época, a extraer el agua restante del estanque, para secarlo completamente. Lo que siguió, fue la conformación de lo que hoy es el fraccionamiento Primavera. Esto ocurrió en 1947.
Según lo muestran fotografías del Archivo Histórico Municipal, en algunas imágenes del Lago de la Cruz, puede apreciarse la torre del templo de San Antonio, al fondo.
Dado que la Santa Cruz es el objeto fe al que se encomiendan los albañiles, cada 03 de mayo, en este pequeño lote, donde se encuentra el monumento, se reúnen Matlachines para ejecutar sus danzas, a modo de ofrenda y veneración.
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