Una angustiada familia solicitó el apoyo de la policía estatal porque un sujeto les hizo creer, mediante una llamada telefónica, que un ser querido había sido privado de su libertad y para volver a verlo con vida, tenían que depositar una gran cantidad de dinero.

Los hechos ocurrieron cuando Juan se encontraba dentro de su domicilio ubicado en la zona centro, al momento que recibió una llamada telefónica en la que le indicaban que tenían vigilada a toda su familia, además de que conocían sus movimientos, por lo que le darían ciertas instrucciones y de no seguirlas al pie de la letra, les harían daño a sus seres queridos.

Acto seguido, le indicaron que se trasladara a una tienda de conveniencia y comprara un teléfono celular. Posteriormente, se hospedó en un hotel, donde permaneció varias horas dialogando con dichos sujetos que no lo dejaban colgar.

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Sin embargo, en determinado momento optó por salir de la negociación aun con el temor de que le fueran a hacer daño, pues en todo momento le indicaron que estaban vigilándolo a él también.

Mientras eso sucedía la esposa y sobrina de dicho sujeto recibieron varias llamadas en las que les indicaban que tenían a Juan secuestrado, por lo que tenían que depositar 30 mil dólares a cambio de no hacerle daño y volver a verlo con vida.

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La sobrina se encargó de reportar lo sucedido a los servicios de emergencia, los cuales le indicaron que se trataba de una extorsión telefónica. Asimismo, se dieron a la tarea de buscar a Juan, por lo que minutos después lo encontraron deambulando sobre la calle Josefa Ortiz de Domínguez.

Al abordarlo, lo trasladaron a su domicilio para que les platicara lo sucedido y se reuniera con su familia.

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