En muchas de las ocasiones, las enfermedades del alma, que se extienden entre la humanidad, y nuestra comunidad no es la excepción, son mucho peores que las enfermedades del cuerpo. Para ellas no se necesitan medicinas, sino acercarse de verdad a Dios.
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Al presidir la misa central por la conmemoración en Aguascalientes de la Jornada Mundial por los Enfermos, el custodio de la Catedral Basílica, Raúl Sola Palos, reconoce en quienes tienen algún padecimiento a personas que pasan difíciles pruebas, la mayor de las ocasiones, muy difíciles de superar.
A veces la enfermedad del alma es peor que la del cuerpo. El cuerpo sí se ve sometido a pruebas, a enfermedades, a situaciones adversas, desde lo más simple hasta lo más complicado. Pero el alma, que necesita la salud, solo Dios puede sanarla y es necesario pedir también por esa salud espiritual
La Jornada Mundial por los enfermos, se realiza el día de la conmemoración de las apariciones de la Virgen de Lourdes, a quien se le atribuye su intercesión para que víctimas de enfermedades diversas recuperen su salud.
En todas las parroquias de la Diócesis de Aguascalientes se llevó a cabo este martes la Misa por los Enfermos, donde personas aquejadas por diferentes males acudieron para que les fuera realizada la unción de los enfermos.
De manera especial, durante esta jornada la Iglesia católica se preocupa por dejar de manifiesto la cercanía que tiene con los enfermos y por hacer el llamado a todos los fieles para mantenerse atentos a las necesidades de los desvalidos y necesitados de salud.
Al recordar las apariciones de la Señora de Lourdes, el padre Sosa Palos, recordó que, con esta adveración, María quiso hacer patente que existe una esperanza aún cuando parecería que todo nos ha abandonado y que los padecimientos de toda índole nos invaden.
Ella quiere hacerse presente para asistir a los que la invoquen. Ella logra, a través de Jesucristo, curar, purificar, sanar y purificar. Ella que es la que como medicina nos va curando del mal, que ayude a todos nuestros enfermos, del alma o del cuerpo.Raúl Sola Palos, Custodio de la Catedral Basílica