La fiesta muy mexicana de recordar a los fieles difuntos abarrotó, una vez más y como cada año, los 14 panteones que operan en la ciudad de Aguascalientes.
Desde los más humildes, polvorientos camposantos de tierra donde reposan quienes poco o nada tuvieron en la vida, hasta aquellos donde los verdes jardines y tumbas llenas de flores se entremezclan con ostentosos mausoleos, se podían observar pletóricos de visitantes.
Unos llorosos, pensativos y con el dolor de aún no poder reponerse a la pérdida del familiar o del compañero. Otros, con la alegría musical a flor de piel, se hicieron acompañar de algún conjunto musical, norteño o mariachi, para interpretar acordes que serían escuchados en el más allá.
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Cuando el presupuesto no alcanza, cualquier grabadora o reproductor con música grabada es suficiente, hasta el teléfono celular permite tocar acordes que, en este día, llegarán hasta el Cielo.
Altares junto a las tumbas, con comida recién hecha, pan de muerto y una que otra copa de licor, para ser degustadas por aquellos a quienes la tradición indica que en esta fecha se les permite traspasar la barrera y regresar en espíritu a este mundo a acompañar por unas horas a quienes más tarde o temprano les harán compañía.
No faltaron las familias que decidieron no esperar al difunto y hacer con las viandas un improvisado día de campo junto al sitio donde reposan los restos de su familiar. Comida y bebida en su honor, fiesta en su honor, entre el recuerdo de los buenos tiempos disfrutados en vida y que se han desvanecido en los confines que nos separan de la eternidad.
La soledad de los panteones desaparece. El llanto de los dolientes se asoma tímidamente entre el bullicio. Las almas y su recuerdo se confunden entre los vivos. El recuerdo se niega a morir.
Conforme pasa el día, ingresar a los panteones se vuelve más difícil. Hay que sortear desde decenas de vendedores de flores, jardineros que ofrecen darle una manita de gato a las tumbas, hasta empecinados agentes de funerarias que ofrecen paquetes de servicios, de los que alguna vez habrá necesidad de disponer.