En el estricto sentido del incremento de la presencia femenina en actos delictivos relacionados a la delincuencia organizada, la activista Angélica Contreras, representante de Cultivando Género A.C., compartió que no se trata de mujeres empoderadas que busquen liderazgo en sí, sino simplemente salir al paso con los gastos del hogar, con lo que generalmente viven violencia doméstica.

Explicó que en su contexto las mujeres que se dedican a ser narcomenudistas vienen de entornos muy precarios, las zonas de mayor pobreza y con una demanda importante sobre poder alcanzar un nivel socioeconómico que les permita ya no solo una vida más holgada, sino de lujos e incluso de libertad de ser, donde pueden dedicar tiempo a vivir.

Las mujeres que se han involucrado en la venta de drogas, aún están lejos de ser consideradas líderes, pues se mezclan por necesidad económica, no de reconocimiento o empoderamiento.Angélica Contreras, activista

“Son mujeres que se encuentran, hay que fijarse dónde viven ellas; son mujeres que viven en situaciones de precariedad, ¿en qué zonas son ubicadas ellas, geográficamente? También su contexto. Estamos hablando de pobreza, cuándo se ha investigado el tema de la perspectiva de género dentro del tema de sustancias, de delitos que tienen que ver con narcomenudeo, etcétera, las mujeres normalmente entran o son cooptadas porque puede ser que ellas decidan basadas en un tema de falta de ingresos económicos”.

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La activista con perspectiva de género detalló que en algunos casos para ellas es más fácil dedicarse a este tipo de sustancias a razón de que no tienen estudios, no consiguen trabajo, o en muchos otros casos que tienen hijos y no hay quién se los cuide para ir a trabajar, de manera que deben mantenerlos y permanecer en casa, ante los escenarios que para estas acciones han venido justificando su actuar, en sus discursos.

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