Al menos en nuestro país, cientos de generaciones fueron “educadas” a base de golpes, en los hogares para corregir el comportamiento de los hijos y en la escuela los profesores empleaban la regla para reprender a los alumnos, sobre todo a los inquietos y a los que no se aprendían la lección, “la letra con sangre entra” se decía.
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Sistema educativo y formativo que tal vez hoy explique el comportamiento violento de la sociedad, y el relegar a las hijas a un segundo plano dentro de las familias, tal vez sea la raíz de los feminicidios y la falta de respeto a las mujeres.
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Razón por la que, aunque bastante tarde, la llamada “Ley anti-chancla”, es una reforma a la Ley General de los Derechos de las Niñas y los Niños y Adolescentes, así como al Código Civil Federal, para prohibir todo tipo de violencia como método disciplinario,
decisión muy positiva por parte del Senado de la República.
Resaltó que
uno de los temas que más nos tiene preocupados es el referente de la violencia escolar, que se suma a las agresiones que sufren los menores de edad, de tal forma que esta reforma es algo muy importante ya que la violencia, está comprobado, se reproduce, la violencia sólo provoca más violencia
Lo agrave es
que en este contexto nos han educado tanto padres como profesores, castigos físicos que de no haber una adecuada contención estas situaciones vuelven a reproducirse y por eso lo interesante de esta reforma del Senado que viene a intentar frenar este tipo de prácticas por ser un elemento que afecta el sano desarrollo de la sociedad, según se ha demostrado mediante estudios de neurociencias, a través de los cuales se han observado los resultados negativos que dejan los castigos corporales.Luis Daniel Arzola Vidales, Responsable de los programas de Prevención de la Violencia Escolar del IEA
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