Las pandillas son agrupaciones de adolescentes y jóvenes, hoy de ambos sexos, mayoritariamente varones en edades que fluctúan entre los 13 y 22 años que viven problemas comunes y comparten además los mismos intereses, afirmó ayer el sociólogo Gonzalo Rangel Rivera, al hablar sobre la multiplicación de estas bandas juveniles en la actualidad.
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Es indudable que la violencia y la agresividad se han vuelto recurrentes en sus hogares y también en sus entornos, tienen muy poca comunicación con sus padres, baja autoestima, escasa formación en valores sociales, personalidad antisocial, escasez de necesidades básicas en sus hogares.
“Ello de alguna manera hace que exista una subcultura de la violencia entre ellos, los factores antes mencionados son un caldo de cultivo para que los jóvenes se integren cada vez más a las pandillas, en realidad las pandillas surgen como espacios de socialización atractivos para algunos jóvenes, ellos usan sus propios códigos, lenguajes y señas, patentan su propia denominación, adquieren un símbolo y adoptan seudónimos entre sus miembros, tienen entre ellos un solo estilo de vestir y por lo general se tatúan su cuerpo”, explicó en entrevista.
Las pandillas son integradas por un promedio entre 20 y 30 miembros, pero se incrementan significativamente cuando se les suman los simpatizantes del barrio, los de apoyo que no actúan permanentemente, pero se identifican con el grupo y realizan algunas actividades con ellos, normalmente los simpatizantes actuaran para defender su territorio o atacar a otro grupo de pandilleros el “guerrear” como le llaman ellos.
Como en todo grupo hay un líder que comanda y que es acompañado por varios sub-lideres ellos imponen las reglas de conducta y el comportamiento que regirá al grupo, cada pandilla demarca su territorio y sus límites, dentro.
De ese espacio encuentran el dinero fácil, por medio de hurtos, robos, venta de drogas, prostitución juvenil, los pandilleros a fuerza de violencia adquieren un equivocado “respeto social” que no es otra cosa que miedo y rechazo de la mayoría de su comunidad por las agresiones y vandalismos que provocan.
En sus enfrentamientos hacen uso de piedras, palos, armas blancas y últimamente armas de fuego, indudablemente ante una falta de respuesta eficaz por parte del Estado las pandillas se han fortalecido, las pandillas son un peldaño o la antesala hacia las bandas delictivas.
No debemos permitir que este fenómeno se agrave, por ello propongo que se unan los tres poderes del Estado para que puedan lograr los acuerdos necesarios, hay que enfrentar la violencia en general y la juvenil en particular desde una óptica integral, no solo con acciones coercitivas o represivas, sino mayormente con medidas preventivas de acciones multisectoriales y de organización de la propia comunidad, ya que las pandillas: atentan a la integridad física y a la vida de las personas; daña los bienes públicos y privados; alteran el orden público, y atentan contra su propia salud y vida.
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Por otro lado, los padres de familia juegan un rol más que importante en esta problemática, es preciso señalar que muchos de estos jóvenes han sufrido maltrato físico y psicológico no solo en sus hogares también en sus escuelas, inculcando con ello un gran resentimiento que lo expresara integrando una pandilla, siempre será mejor prevenir la violencia que tratarla, los padres deberán estar atentos a estas recomendaciones:
A) La mejor recomendación es la de realizar un buen trabajo como padres, cimentando los valores con un buen ejemplo.
B) El afecto y el cariño en el hogar es el mejor antídoto frente al pandillaje.
C) Es importante preocuparse con conocer a sus amigos.
D) Controle a sus hijos sin llegar a los excesos.
E) Jamás pierda su autoridad como padre o como madre.
F) Establezca horarios para sus actividades.
G) La comunicación entre padres e hijos es vital.
Es importante que en su comunidad en el barrio, trabajen con los grupos en riesgo social para ello pueden establecer centros de orientación comunal conversando con sus autoridades civiles o religiosas, realizar talleres de arte, productivos y campeonatos de diversas disciplinas deportivas. Charlas psicológicas a padres e hijos, las escuelas deben reforzar los valores, finalizó Rangel Rivera.
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