El grafiti y el vandalismo se han convertido en el mayor flagelo para la arquitectura, pues son numerosas las obras públicas y privadas que sufren este tipo de daños, que en muchas ocasiones tienen efectos negativos, pues son espacios que pierden su funcionalidad o deprecian su valor, señaló Alberto Sepúlveda Montemayor, presidente del Colegio de Arquitectos.
Comentó que hay varios ejemplos de ello, como el puente peatonal con elevador que se ubica en Segundo Anillo poniente, el cual ya ha sido vandalizado, pero las autoridades le dan mantenimiento de manera frecuente para que se mantenga en operaciones; añadió que otro ejemplo son los juegos didácticos que se ubican en Alameda, los cuales fueron destruidos, sin embargo, estos nunca fueron reparados, por lo que fue una inversión pública que ya perdió su valor social.
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Alberto Sepúlveda señaló que el vandalismo no es un tema que compete en exclusiva a la arquitectura, pues trasciende a esta profesión, ya que este tipo de actos tienen un fuerte impacto en el ámbito social, como ocurre con la destrucción de propiedad privada y el deterioro de espacios públicos.
Dijo que es difícil encontrar desde la arquitectura soluciones al daño de los bienes ajenos, pues aunque un buen diseño tener un impacto positivo para que jardín o parque sea bien acogido por la ciudadanía, al brindarle un sentido de pertenencia, jamás podrá evitar que haya gente maliciosa cuya única intención sea causar daños a la propiedad pública.
Finalmente, el Presidente de Colegio de Arquitectos manifestó:
El secreto para que un país le dé la vuelta a todo esto es la educación, en la medida en que se generen políticas públicas, y que se invierta en educación y planeación, nuestro país va a poder salir de esa pobreza más allá qué monetaria, muchas veces es hasta mental.
Alberto Sepúlveda Montemayor, Presidente del Colegio de Arquitectos
ALAMEDA
Espacio que perdió sentido social a causa del vandalismo